(La Croix/InfoCatólica) Aunque el encuentro ha sido oficialmente aplazado «por razones de agenda», en particular para permitir al Papa descansar tras el viaje a Chipre y Grecia, según La Croix hay varios elementos permiten dudar de esa versión oficial.
En primer lugar, la agenda del Papa está muy cargada este jueves por la mañana, ya que en su agenda pública figuran nada menos que seis reuniones, entre ellas una con un grupo de obispos europeos, pero también con el director de los museos del Kremlin, o incluso con laicos chilenos.
Luego, el propio Francisco expresó una clara reserva sobre el informe durante la conferencia de prensa del 6 de diciembre en el avión que le regresaba a Roma tras visitar Chipre y Grecia. «Cuando se realiza un estudio durante un periodo de tiempo tan largo, se corre el riesgo de confundir la forma de ver el problema hace 70 años con la forma de verlo ahora», dijo. Hay que tener cuidado con las interpretaciones que se dan a lo largo del tiempo.
En el Vaticano no se creen el informe Sauvé
Estas observaciones coinciden con las realizadas en privado por el cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado de la Santa Sede. El 7 de diciembre, ante un grupo de franceses, también se distanció del trabajo del grupo presidido por Jean-Marc Sauvé. Según la información de La Croix, expresó sus dudas sobre el método utilizado, en particular para establecer el número de víctimas.
El cardenal dijo que este informe no justificaba una «reforma profunda de la institución» y que no se debía esperar «cambiar los fundamentos». «Lo que surgió fue que se hizo eco de las críticas del informe, mientras decía que no lo conocía muy bien», resumió uno de los oyentes del cardenal.
Todas estas críticas están ampliamente expresadas en el documento de la Academia Católica Francesa, enviado a Roma. Si el envío de este documento fue determinante en la decisión de cancelar la reunión con Ciase, para «posponerla sine die, a la espera de verla con más claridad», según ha sabido La Croix de una fuente vaticana, su contenido ha confirmado, de hecho, las reservas que se venían formulando desde hace semanas en los pasillos de la Curia.
Desde principios de octubre, varias fuentes vaticanas, incluso de alto rango, consultadas por La Croix, no han ocultado su perplejidad sobre el contenido del informe. Las críticas se centran en dos aspectos: por un lado, un sentimiento, expresado por un cierto número de estas fuentes, de que «la comisión se ha excedido en sus prerrogativas, al formular recomendaciones en ámbitos de competencia que no le son propios»; por otro lado, fuertes reservas sobre la metodología utilizada para llegar a la estimación de 330.000 víctimas de violencia sexual en la Iglesia desde 1950, 216.000 de las cuales fueron cometidas por sacerdotes o religiosos.
Ante estas dudas, la presidencia de la Conferencia Episcopal Francesa tiene previsto reunirse con el Papa Francisco el lunes 13 de diciembre. Esta reunión, que tradicionalmente tiene lugar después de cada asamblea plenaria de otoño, tendrá un significado especial, ya que se tratará de que el presidente del episcopado defienda los planteamientos del Ciase y la credibilidad del informe.
Informados de estos comentarios tan negativos, los miembros del Ciase también tienen intención de responder. Es el caso de Nathalie Bajos, investigadora del Inserm, que ha desarrollado la metodología de la encuesta que determina el número de víctimas de la violencia sexual.
Responden a las críticas
«La crítica es la esencia misma del proceso científico. La duda es nuestro trabajo», explica. Pero cuando se critica un informe, hay que tomarlo en serio. Esta es una respuesta a los ocho autores del documento de la Academia Católica, entre los que no se encuentra ningún demógrafo o sociólogo. También le sorprende el método utilizado: «No se puede hacer eso en la prensa. Estoy dispuesto a explicar el método a todo aquel que quiera escuchar las explicaciones, pero me tienen que invitar».
Con este espíritu se reunió el jueves 9 de diciembre con el padre Hans Zollner, profesor de psicología y director del Instituto de Antropología de la Universidad Gregoriana de Roma, para explicarle el método en el que dos sociólogos y un demógrafo, además de ella, han trabajado a tiempo completo durante dos años. «Una sesión de trabajo entre científicos», explica. La investigadora francesa subraya que está «disponible» para «explicar en detalle cómo hemos llegado a estas cifras», «incluso, por supuesto, al propio Papa si lo desea».