(Aica/InfoCatólica) Finalizada la ceremonia de recibimiento el pontífice fuer trasladado a la catedral maronita de Nuestra Señora de Gracia en Nicosia para su primera cita del día, el encuentro con sacerdotes, religiosos y religiosas, diáconos, catequistas, asociaciones y movimientos eclesiales de Chipre.
«Necesitamos una Iglesia paciente. Una Iglesia que no se deja turbar y perturbar por los cambios, sino que recibe con serenidad lo nuevo y discierne las situaciones a la luz del Evangelio», dijo el Pontífice en la catedral.
En su discurso, Francisco expresó su gratitud al cardenal Béchara Boutros Raï por las palabras de bienvenida y saludó con afecto al patriarca latino de Jerusalén, Pierbattista Pizzaballa, a la vez que agradeció a las hermanas religiosas allí presentes, por la obra educativa que llevan adelante en la escuela, a la que asisten tantos jóvenes de la isla, «lugar de encuentro, diálogo y aprendizaje del arte de construir puentes».
Dirigiendo unas palabras especiales a la Iglesia maronita, «que en el curso de los siglos ha atravesado muchas pruebas perseverando siempre en la fe», y a la Iglesia Latina presente aquí por milenios, «cuya fe ha crecido sin perder el entusiasmo», el Papa recordó que visita Chipre caminando como peregrino tras las huellas del gran apóstol Bernabé, «hijo de este pueblo, discípulo enamorado de Jesús, intrépido anunciador del Evangelio que, pasando por las nacientes comunidades cristianas, veía cómo actuaba la gracia de Dios y se alegraba de ello».
«Vengo con el mismo deseo -añadió Francisco- ver la gracia de Dios obrando en su Iglesia y en su tierra, alegrándome con ustedes por las maravillas que el Señor obra y exhortándolos a perseverar siempre, sin cansarse, sin desanimarse nunca».
El pontífice encomendó a los miembros de la Iglesia chipriota a la paciencia de san Bernabé: «La paciencia para emprender constantemente un camino; la paciencia para entrar en la vida de personas hasta ahora desconocidas; la paciencia para aceptar la novedad sin juzgarla apresuradamente; la paciencia del discernimiento, que sabe captar los signos de la obra de Dios en todas partes; la paciencia para 'estudiar' otras culturas y tradiciones», expresó.
Francisco puntualizó que «Bernabé, sobre todo, tiene paciencia para el acompañamiento». «No aplasta –dijo- la fe frágil de los recién llegados con actitudes rigurosas, inflexibles o con exigencias demasiado exigentes en cuanto a la observancia de los preceptos. Los deja crecer, los acompaña, los toma de la mano, les habla».
«Bernabé no se escandaliza, como un padre y una madre no se escandalizan con sus hijos», añadió de forma improvisada.
«En esta isla es precioso el trabajo que hacen para acoger a los nuevos hermanos y hermanas que vienen de otras costas del mundo», resaltó el pontífice y subrayó: «Como Bernabé, ustedes también están llamado a cultivar una mirada paciente y atenta, a hacer visible los signos creíbles de la paciencia de Dios que nunca deja a nadie fuera de casa ni privado de su tierno abrazo».
El Papa resaltó que »la Iglesia en Chipre tiene estos brazos abiertos: acoge, integra, acompaña« y aseguró: »Es un mensaje importante también para la Iglesia en toda Europa, marcada por la crisis de fe: no es necesario ser impulsivo, no es necesario ser agresivo, nostálgico o quejoso, pero es bueno seguir leyendo los signos de los tiempos y también los signos de la crisis. Tenemos que empezar a anunciar el Evangelio con paciencia, especialmente a las nuevas generaciones».
La paciencia de los pastores y sacerdotes
A los obispos, el Papa recomendó: «sean pastores pacientes en su cercanía, no se cansen nunca de buscar a Dios en la oración, en los encuentros con los sacerdotes, con los hermanos de otras confesiones cristianas con respeto y preocupación por sus fieles» y subrayó: «Tengan paciencia con los fieles, siempre dispuestos a animarlos, ministros incansables del perdón y la misericordia de Dios».
Dirigiéndose a los sacerdotes les dijo: «Nunca sean jueces rigurosos, siempre padres amorosos. La obra que el Señor hace en la vida de cada uno es una historia sagrada.
«En la variedad multiforme de su pueblo, la paciencia también significa tener oídos y corazón para diferentes sensibilidades espirituales, diferentes formas de expresar la fe, diferentes culturas», recomendó el Papa.
«La Iglesia no quiere estandarizar, sino integrar todas las culturas, todas las psicologías de las personas con paciencia maternal, porque la Iglesia es madre. Esto es lo que queremos hacer con la gracia de Dios en el itinerario sinodal: oración paciente, escucha paciente de una Iglesia dócil a Dios y abierta al hombre», concluyó el pontífice.