(ACI Prensa/InfoCatólica) Según refiere Famille Chretienne «el Arzobispo de París es acusado por una gestión brutal de la diócesis, lo que explicaría una serie de renuncias recientes en varias instancias, como la de sus dos vicarios generales en los últimos meses: Alexis Leproux en diciembre de 2020 y Benoist de Sinety en marzo de 2021».
Ante los rumores de su dimisión Mons. Michel ha aclarado:
«La palabra dimisión no es la que utilicé. La dimisión significaría que renuncio a mi cargo. En realidad, lo dejo en manos del Santo Padre, porque fue él quien me lo dio. Hice esto para preservar la diócesis, porque, como obispo, debo estar al servicio de la unidad», dijo el Arzobispo al diario francés La Croix.
La Arquidiócesis de París aclaró que la presentación de la renuncia «no es una admisión de culpa, sino un gesto de humildad, un poner a disposición» y que «el Arzobispo tomó esta decisión porque comprende que puede generar problemas entre los católicos de la diócesis.
Según Le Point, en 2020 se supo de un correo electrónico de 2012 enviado a una mujer amiga de Mons. Aupetit, que en ese tiempo era vicario general de la Arquidiócesis de París. El tema habría suscitado la intervención del Nuncio Apostólico en Francia y una sucesiva investigación.
En una comunicación enviada a Le Point, Mons. Aupetit señaló que «cuando era vicario general, una mujer se presentaba en distintas ocasiones con visitas, correos, etc., a tal punto que en ocasiones tuve que hacer algunas cosas para distanciarnos».
«Reconozco, sin embargo, que mi comportamiento respecto a ella pudo ser ambiguo, sugiriendo así la existencia entre nosotros de una relación íntima y relaciones sexuales, cosa que desmiento con fuerza», agregó el Prelado.
«A inicios de 2012 informé a mi director espiritual y, luego de haber discutido con el Arzobispo de París de aquel tiempo (Cardenal André Vingt-Trois), decidí no verla más e informarle. En la primavera de 2020, luego de haber recordado esta antigua situación con mis vicarios generales, advertí de ello a las autoridades de la Iglesia», explicó el Arzobispo.
Según el Código de Derecho Canónico, un obispo renuncia al cargo cuando alguna causa grave, como cuestiones relacionadas a la salud, le impide proseguir su ministerio; o de manera ordinaria cuando alcanza la edad de 75 años. En cualquier caso, corresponde al Papa aceptar o no la renuncia.