(SIC/InfoCatólica) Nacido en 1924 en Lorena, creció en una familia católica de clase trabajadora de seis hijos y estudió con los padres maristas. Fue ordenado sacerdote en 1953 y fue a petición del obispo de Argel que viajó en 1964 hacia Tibhirine en Argelia con otros tres monjes, para «construir allí una pequeña comunidad en medio de un ambiente musulmán, viviendo pobre entre los pobres». Como en cualquier monasterio trapense del mundo, la vida de los hermanos se componía de oración y trabajo.
En 1996, en plena contienda, una de las facciones guerrilleras islamistas, exigió que todos los extranjeros abandonaran el país. Algunos misioneros lo hicieron, pero la mayoría decidieron quedarse: por amor, por compromiso con el pueblo sufriente del que forman parte. En la noche del 26 al 27 de marzo, los guerrilleros irrumpieron en el cenobio y se llevaron a los hermanos a las montañas. No se volvería a saber de ellos hasta el 21 de mayo, cuando se anunció su decapitación. El hermano Jean-Pierre Schumacher, logró esconderse y escapar al secuestro. La beatificación en 2018 de los seis hermanos lanzó «un mensaje de fraternidad universal que animó a los cristianos y a los musulmanes a superar las divisiones, a comprender al otro y a trabajar untos por el bien de todos» dijo el hermano Jean-Pierre.