(AsiaNews/InfoCatólica) La revista de los misioneros del Pontificio Instituto Misiones Extranjeras (PIME), Mondo e Missione, comparte una entrevista sobre el monasterio de clausura Ho Chi Minh City, lugar donde, a pesar de todos los tropiezos que han tenido durante sus 160 años de recorrido, siguen floreciendo constantemente las vocaciones a la vida contemplativa.
La entrevista fue realizada con motivo de la Jornada Pro orantibus, día festivo anual con fecha el 21 de noviembre, día de los religiosos, hombres y mujeres, entregados a la vida contemplativa.
En la entrevista pudimos conocer los pensamientos de sor Benedicta, portavoz del Carmelo vietnamita, y contó sobre la primavera de vocaciones en la congregación: «El Papa Francisco dice: “Cuando jóvenes y ancianos se abren juntos al Espíritu Santo, crean una combinación maravillosa”. Aquí en Ho Chi Minh City estamos viviendo juntos esa experiencia en la vocación carmelita y mirando el futuro con fe en la acción del Espíritu Santo que se renueva constantemente».
El monasterio de Ho Chi Minh City es considerado como el corazón de la presencia carmelita en Vietnam, una experiencia histórica que se ha marcado por difíciles momentos: «Se puede decir que el monasterio de las Carmelitas Descalzas de Ho Chi Minh City nació de la persecución», continúa sor Benedicta. «Monseñor Dominique Lefèbvre, sacerdote de las Misiones Etrangères de Paris (MEP) y vicario apostólico en el actual Vietnam del Sur desde 1835, había entrado clandestinamente al país cuando todavía estaba prohibida la presencia de misioneros cristianos. Cuando se encontraba recluido en la cárcel había expresado su deseo de ver nacer un Carmelo en esa tierra. En 1849 recuperó la libertad y renovó su invitación a las Carmelitas de Lisieux, su ciudad natal. En octubre de 1860 un grupo de religiosas llegó a Nha Trang y cuatro de ellas fundaron en 1861 el primer monasterio carmelita en Saigón, abriendo el camino para el nacimiento de decenas de otros monasterios en Vietnam y en toda Asia».
Algunos años más tarde, ingresó al Carmelo de Lisieux santa Teresita del Niño Jesús, donde conoció sobre este monasterio en Asia. «El 2 de septiembre de 1897, menos de un mes antes de su muerte, una hermana habló sobre el deseo del Carmelo de Saigón de recibir una visita, y santa Teresa del Niño Jesús le respondió: “Iré, iré, un día iré allí”. Para nosotras es una promesa que se hace realidad todos los días, cuando su ejemplo de santidad inspira a muchos jóvenes vietnamitas a entregar su vida al servicio de Dios y de la humanidad».
Todas las religiosas francesas se vieron obligadas a abandonar el monasterio después de la victoria comunista en la guerra de 1975, sin embargo, estas dificultades no impidieron que, a día de hoy, cuenten con ocho centros carmelitas en el país, con un total de 260 religiosas.
Finaliza la hermana Benedicta: «En Vietnam y sobre todo en una ciudad tan vibrante de iniciativas como Ho Chi Minh City, el deseo de poder, la obsesión por la riqueza y el consumismo se están imponiendo. Sin embargo, en el fondo del corazón de las personas siempre hay una sed de felicidad que invita a mirar al Cielo y buscar el Absoluto en la soledad. Todos saben que la nuestra es una vida de oración y unión con Dios dentro del perímetro del claustro. Por eso se ponen en contacto con nosotras por teléfono, por correo electrónico o por carta, para pedir nuestra intercesión. Muchos vienen a compartir con nosotras sus necesidades, problemas, preocupaciones, pruebas diarias, enfermedades u otros aspectos de la vida; nos piden que incluyamos sus intenciones en nuestras oraciones diarias. Las puertas de nuestro monasterio están siempre abiertas».