(Asia News) Las dos religiosas fueron arrestadas en su misión de Pokhara, a 200 kilómetros de Katmandú, donde dirigen un centro de formación para niños pobres de los barrios marginales. Permanecieron bajo custodia hasta el 27 de septiembre y después las trasladaron a la cárcel del distrito. La Iglesia local ha presentado una solicitud de libertad bajo fianza, pero la consideración de esta solicitud se ha postergado debido a las festividades hindúes. Esperan que mañana se pueda celebrar por fin la audiencia.
En un comunicado difundido por Ayuda a la Iglesia que sufre, Mons. Paul Simick, vicario apostólico de Nepal, expresó su preocupación por lo ocurrido:
«Las acusaciones de conversión son completamente infundadas e injustas. Lo que está sucediendo demuestra no solo la intolerancia hacia nuestras misioneras, sino también el total desconocimiento de las necesidades de los más pobres».
El trabajo de las dos hermanas en Nepal siempre ha sido en favor de los más necesitados y con la mirada puesta en las injusticias de la sociedad, como señala Mons. Simick:
«Han dedicado años de su vida a los pobres y necesitados, como Iglesia exigimos una investigación detallada de lo ocurrido».
Lo que más preocupa en este momento son las condiciones de salud de las religiosas, ambas ancianas, que podrían empeorar durante su detención. «La comunidad católica considera lo ocurrido como un ataque a las comunidades minoritarias y un intento de criminalizar las actividades misioneras - declaró el vicario apostólico de Nepal -. Se supone que las iniciativas de las hermanas, como los servicios sociales, la educación y la atención médica, son un anzuelo para convertir a la gente».
La Iglesia local espera les concedan pronto la libertad bajo fianza y que las dos hermanas puedan volver a ocuparse de la comunidad Happy Home, un centro que brinda alojamiento, comida, educación, servicios médicos y formación profesional a más de 120 niños de los barrios periféricos de Pokhara. Durante la pandemia de covid-19 distribuyeron alimentos a las personas necesitadas de la zona.
Nepal es un país donde las pequeñas comunidades cristianas muestran hoy una creciente vitalidad. Sin embargo, la hostilidad de grupos radicales hindúes está complicando el proceso de evangelización y alimenta las acusaciones de conversión forzada contra los cristianos.