(Agencias/InfoCatólica) El Primado de España, Francisco Cerro Chaves, decidió purificar la Catedral tras el videoclip erótico grabado en el templo por C. Tangana y Nathy Peluso.
La celebración empezó con un acto penitencial que tuvo lugar en el baptisterio de la catedral primada, en vez de el presbiterio, en el que el prelado ha pedido perdón «por los pecados del pueblo de Dios, sacerdotes, vida consagrada y laicos» y por «las negligencias en el cuidado y respeto del templo».
Cerro ha pedido también perdón «por los pecados contra la unidad y la comunión en la Iglesia, por las críticas destructivas, intencionadas o inconscientes y superficiales».
Además, todos los asistentes a la misa han solicitado el perdón «por todas las opresiones, injusticias y violencia que atentan contra la libertad y los derechos del hombre en el plano político, social, laboral y familiar», así como por «las inmoralidades y corrupciones que condicionan y empujan al individuo a una degradación moral o física, disuelven los vínculos familiares y desenfocan los verdaderos valores de la vida». También han pedido perdón «por los escándalos y por los abusos a las personas vulnerables».
Mons. Cerro, al comienzo de su homilía ha subrayado que «nos unimos a toda la Iglesia universal que con el papa Francisco nos ha convocado a esta realidad. Nosotros lo hacemos, como se hace en todos los sínodos, pidiendo perdón, arrepintiéndonos de nuestros pecados y viviendo en esa clave fundamental de conversión».
El Arzobispo de Toledo ha explicado el sentido de la conversión indicando que se trata de «volver la mirada una y otra vez a Cristo. Nadie está convertido totalmente. Todos estamos necesitados en nuestra vida de cambiar el corazón.»
A continuación, el prelado ha glosado el texto evangélico que se ha proclamado en la liturgia de la Palabra, el de los discípulos de Emaús (Lc 24, 13-35). Para ello se ha servido de tres claves que «nos ha dado el papa Francisco» ha indicado Mons. Cerro subrayando que él presenta el mismo esquema del Santo Padre.
La primera de las claves que Mons. Cerro ha presentado ha sido la comunión subrayando e insistiendo que «no habrá comunión mientras no vivamos unidos a Cristo y todas las dificultades y problemas que tengamos los solucionaremos juntos, si miramos a Jesucristo; como nos repite continuamente el Papa Francisco».
En este sentido, ha abundado que «los discípulos de Emaús, tras salir del cenáculo, representan a la Iglesia que quiere estar en salida, que quiere ir a los pobres, a los que sufren; van caminando pero han cometido un error. No deberían dejar esa comunión plena con la Iglesia que se realiza en el cenáculo, donde está la Eucaristía, el perdón de los pecados, donde está María y donde está Pedro, donde están los apóstoles.»
En palabras del Primado, los discípulos de Emaús hacían una «experiencia de desaliento». Y ha insistido que las «tres letras más peligrosas de la vida cristiana son la del desaliento, la del desánimo y la de la desconfianza». A continuación ha exclamado: «¡Nada de desaliento, nada de desánimo y nada de desconfianza porque sabemos de quien nos hemos fiado, que es el Señor. Y Él nunca nos falla».
Seguidamente, el Arzobispo de Toledo ha presentado la segunda clave: la participación. Mons. Cerro ha indicado que los de Emaús «proclaman el kerigma pero no lo hacen completo porque se quedan en la cruz y el sufrimiento y no pasan al gozo y a la alegría de la resurrección. A los que aman a Dios todo les sirve para su bien.» Y querido recordar una frase del P. Jean-Baptiste Henri Lacordaire, OP: «Si quieres ser feliz toda tu vida, perdona».
Ha insistido don Francisco: «La mayor expresión del amor es vivir con el corazón que perdona. La persona que perdona es la persona que más ama. La persona que no perdona ama poco, no ama casi nada
La tercera clave propuesta por el Arzobispo de Toledo ha sido reflexionar cómo Jesús nos sitúa en esta Iglesia «con sus problemas y dificultades». Y en este sentido ha subrayado, parafraseando las palabras del Evangelio: «Todo lo que ocurre en nuestra vida era necesario para entrar en su gloria«.
Mons. Cerro ha indicado y deseado que «seamos capaces de vivir este sínodo que nos convoca el Papa y posteriormente comenzar nuestro Sínodo diocesano con esos tres grandes subrayados: los laicos, la vida consagrada y los sacerdotes.»