(Gaceta/InfoCatólica) Según datos suministrados por el Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF), la inflación venezolana se ha expandido en un 9,7 % entre el mes de agosto y septiembre, acumulando una variación interanual del 1.456 %. Desde que inició el 2021, el índice Nacional de Precios al Consumidor y Canasta Alimentaria ha subido hasta el 525,7 %.
Dentro de los grupos de bienes y actividades que se vieron mayormente afectados estuvieron los de educación, con un incremento del 66,2 %, dado el inicio del nuevo año escolar, la comunicación (20 %) y los servicios (17,3 %), afectado por la subida de los servicios básicos como agua y luz.
Con estas marcas, Venezuela se posiciona nuevamente como el país con la mayor inflación del mundo. Según datos proporcionados por el Banco Central de Venezuela, en 2020 llegó al nivel del 2.959,8 % y, según estimaciones del FMI, en el 2021 consolidará con un nivel del 5.500 %.
A pesar de los elevados registros, el OVF aclaró que el aumento de precios arrojado en septiembre se produjo en un contexto de relativa estabilidad del tipo de cambio. Así es que, durante todo el mes de octubre se observarán en las cifras los cambios producidos por la reconversión monetaria realizada por Nicolás Maduro, en la que eliminó seis ceros al bolívar.
El Banco Central, bajo el control del régimen, anunció en agosto que después de la crisis que provocó el «brutal ataque» a la economía venezolana y «la criminal aplicación de un bloqueo económico y financiero», la reconversión y la introducción del bolívar digital «constituyen un hito histórico necesario en un momento en que el país comienza el camino de la recuperación económica».
Asimismo, la canasta básica alimentaria por familia (de aproximadamente cinco integrantes) alcanzó el precio de 260 euros, mientras que el salario mínimo mensual se mantiene en 2 euros.
La labor que ha realizado la Iglesia dentro de la crisis
Según ha explicado recientemente el padre Elio Azuaje Villegas, sacerdote de la diócesis de Trujillo, y quien ahora se encuentra en Roma, el país «sigue pasando hambre».
«La continua devaluación de la moneda que no permite, no solo no tener qué comprar, sino que no se puede conseguir dinero en efectivo. Toda esta situación ha provocado una emergencia humanitaria, donde el pueblo agoniza poco a poco y donde el gobierno no quiere reconocer esta situación oficialmente porque sería reconocer también su fracaso».
También ha explicado el papel decisivo que ha tenido la Iglesia en medio de la crisis:
«En la actualidad, cuando la crisis ha llegado a niveles inimaginables, la Iglesia a través de los diferentes agentes de pastoral, ha tratado de dar respuestas a tantas necesidades, de manera concreta con comedores parroquiales, atención sanitaria, a través de caritas, pero no ha sido suficiente y la gran insistencia es pedir al mundo una ayuda humanitaria, que el gobierno no acepta ni autoriza»
«Ahora más que nunca la Iglesia venezolana está siendo probada, porque con hambre tiene que dar de comer al pueblo hambriento, con enfermedades tiene que curar al herido del pueblo, y en una situación de desesperanza y caos debe dar testimonio de que confía plenamente en el Dios que todo lo provee».