(Asia News/InfoCatólica) La visita del ministro iraní se trata de un movimiento inesperado, para el que ayer todavía no había un programa oficial ni encuentros acordados. Por otra parte, la repentina decisión se enmarca en un panorama político caracterizado por reiterados ataques contra la soberanía libanesa por parte del partido chiíta, que en los últimos tiempos, con una iniciativa unilateral, ha comenzado a recibir combustible iraní a través de pasos fronterizos clandestinos controlados por el ala militar de ese partido.
En su homilía de la misa dominical, aún a riesgo de ganarse enemigos personales dentro de Hezbolá, el cardenal dijo que «el Líbano necesita deshacerse de los tramposos y mentirosos que se aprovechan de la bondad de la gente con sus discursos melosos. Y entre tanto, se dedican a la corrupción y se apropian indebidamente de fondos públicos mientras el Estado se derrumba«.
El pastor de la Iglesia maronita señaló después que «el Líbano ya no puede soportar que sigamos redondeando los ángulos, que se intente identificar la ley con lo que lo que no es acorde al derecho, la soberanía con la subordinación, el asesino con la víctima»
«Los amigos árabes e internacionales - insistió el Patriarca Raï - están esperando una política clara, lejos de esta detestable duplicidad, para apoyar la recuperación económica y financiera del país. No podemos pretender preservar la soberanía libanesa y dejar abiertos pasos ilegales, ni dejar posiciones extrañas, perjudiciales para esa misma soberanía, sin respuesta ni reacción. No podemos apoyar la legalidad y tolerar la presencia de armas (ilegales) y el desprecio a las instituciones con la creación de un ejército que depende de un estado extranjero, tal como lo ha admitido un alto funcionario de ese mismo Estado».
Cuando afirma que lo ha «admitido», el patriarca se refiere a las declaraciones que hizo hace unos días Gholam Ali Rachid, un alto funcionario de los Pasdaran, quien se jactó de que Teherán ha creado seis ejércitos (fuera de su propio territorio) para defender sus intereses. Estos son Hezbollah (en el Líbano), al-Hachd ach-chaabi (en Irak), los Hutíes (en Yemen), las fuerzas del régimen de Bashar al-Assad (en Siria) y Hamas y la Jihad Islámica en Palestina.
Por otra parte, también cabe señalar que la visita del jefe de la diplomacia iraní coincide con la confirmación de la desvinculación saudita del Líbano, tal como lo demuestra una conversación telefónica del 30 de septiembre entre el presidente francés Emmanuel Macron y el príncipe heredero saudíta Mohammad bin Salman. Según los informes, el hombre fuerte del reino comunicó a su interlocutor que la posición de Riad con respecto al Líbano seguirá siendo la misma mientras el país esté subordinado a Hezbolá.
Igualmente se sabe que la formación del gobierno de Mikati, tras trece meses de parálisis, estuvo facilitada por un acercamiento franco-iraní, cuyo ejemplo más claro es la comunicación telefónica del pasado 5 de septiembre entre el presidente francés Emmanuel Macron y su homólogo iraní Ebrahim Raisi. En este escenario, la visita del canciller iraní a Beirut plantea varios interrogantes sobre las posiciones que los funcionarios libaneses se proponen expresar ante su huésped. En términos de política exterior, pero también y sobre todo con respecto a la importación de combustible iraní al Líbano. El tema ya arrojó un enorme descrédito sobre el gabinete de Mikati debido a la falta de reacción oficial, salvo una declaración ritual de la cúpula del poder y una genérica queja expresada por el primer ministro en una entrevista con la CNN. En el diálogo con la emisora estadounidense, Nagib Mikati se contentó con decir que estaba «entristecido» por las violaciones de la soberanía libanesa y la importación de combustibles desde Teherán.
El domingo pasado el patriarca maronita exigió asimismo que termine la injerencia política en la investigación de la doble explosión en el puerto de Beirut el 4 de agosto de 2020. El pedido está relacionado con la conocida (y sospechosa) visita de Wafic Safa, un alto funcionario de seguridad de Hezbolá, al Palacio de Justicia y la advertencia que lanzó desde ese mismo lugar, a través de algunos periodistas presentes, a Bitar Tarek, el juez de instrucción de la investigación en curso sobre el incidente, afirmando que Hezbolá puede «demolerlo» en caso de que pretenda interrogar a la cúpula del partido chiíta. Ningún funcionario se ha atrevido a abrir la boca sobre este manifiesto acto de injerencia de Hezbolá en el proceso judicial. «Las interferencias en el camino de la justicia - advirtió el jefe de la Iglesia maronita - siempre tienen consecuencias directas en las posiciones de los países amigos con respecto al Líbano y al mismo tiempo socavan el prestigio de nuestra justicia».
En este sentido, cabe señalar que el Tribunal de Apelación Civil de Beirut rechazó recientemente los recursos por sospecha legítima que presentaron los diputados Nouhad Machnouk, Ali Hassan Khalil y Ghazi Zeaïter contra el juez de instrucción Tarek Bitar, encargado de la investigación. Como resultado de la decisión, el magistrado puede reanudar los interrogatorios, que se encontraban suspendidos a la espera del veredicto del tribunal.