(GaudiumPress/InfoCatólica) El pasado 28 de septiembre en Medellín, Colombia, fue incendiada una iglesia a manos de un grupo de alrededor de 100 feministas. Se trataba de la iglesia parroquial de San Ignacio de Loyola en la que, además, se encontraban dentro 50 feligreses celebrando la Santa Misa presidida por el párroco, padre Guillermo Zuluaga.
El ataque fue realizado con motivo de la marcha del día de la «acción global por un aborto legal y seguro», la cual fue instituida en el año 1990 durante el V Encuentro Feminista Latinoamericano y Caribeño, en el país de Costa Rica.
El hecho ocurrió cerca de las 6:30 pm, momento en el que el grupo de feministas se había reunido frente a la parroquia para vociferar consignas a favor del aborto. Tras notar lo que estaba sucediendo, algunos de los fieles presentes se decidieron a cerrar las puertas del templo, en precaución de cualquier posible ataque.
Sin embargo, ese acto empeoró el rumbo de las cosas dado que causó ira en las delincuentes y, como respuesta, comenzaron a realizar graffitis en los muros y puertas, arrancar barrotes e incendiar una puerta de madera del templo arrancada anteriormente. Este último acto preocupó al párroco y a todos los fieles presentes, ya que temían que las llamas se esparcieran por todo el recinto.
Entre quienes habían asistido a la misa, tras una hora de trabajo lograron apagar el fuego con los extintores que se encontraban dentro. Finalmente, a pesar de que el grupo de delincuentes lanzó nuevos ataques, los fieles pudieron evacuar el templo por las puertas de la oficina parroquial.
Esa misma noche, cerca de las 11:00 pm, otro grupo de vándalos dañó aun más la propiedad al cubrir los grafitis con pintura gris. Según el padre Guillermo, los daños realizados pueden haber sido de hasta 20 millones de pesos. Esto debido, en parte, a que la puerta quemada era centenaria y las piedras de la fachada en las que pintaron eran bicentenarias.