(ACiPrensa/InfoCatólica) El 8 de septiembre tuvo lugar la celebración de la fiesta de la Virgen de la Caridad. En Miami, el arzobispo de la ciudad, monseñor Thomas Wenski, pidió a la Virgen que es la patrona de Cuba, por la liberación del pueblo cubano que recientemente en protestas, reclama sus derechos y su libertad.
Al final de la homilía dijo: «Pedimos a la Virgen que interceda ante Jesucristo por todo un pueblo que ha decidido reclamar sus derechos y que ha puesto la proa de su destino rumbo a la libertad. Un pueblo que se ha cansado de vivir en cadenas, que es vivir, como nos recuerda el Himno Nacional de Cuba, en afrenta y oprobios sumidos. Un pueblo noble y emprendedor que quiere vivir sin miedos ni vigilancias, en un país donde no se persiga el pensamiento ni se ahoguen los sueños.
Es ese mismo pueblo el que sigue siendo hostigado, reprimido y encarcelado como nunca, por exigir la justicia con valentía, negarse a repetir consignas de muerte, y gritar al mundo con todas sus fuerzas: Libertad; Patria y Vida».
La imagen de la Virgen de la Caridad llegó a Miami escondida en una maleta de un refugiado político, monseñor recordó: «A lo largo de estos 60 años, aquí se quedó, en la Ermita junto al mar, para prodigar amor y consuelo a todos, para acoger al recién llegado; al que está en problemas, al que sufre la enfermedad o la nostalgia, al que quiere dar gracias por tantas alegrías y regalos.
Pedimos al Señor que ayude al pueblo de Cuba que ya ha sufrido demasiado, que merece el derecho a elegir su destino para poder construir, como soñó el Apóstol de su independencia, José Martí, una patria con todos y para el bien de todos.
Como también recordaba el Papa San Juan Pablo II durante su visita a Cuba en 1998, los cubanos son y deben ser los protagonistas de su propia historia personal y nacional.
Los jóvenes son la dulce esperanza de la patria, y que no hay patria sin virtud, ni virtud con impiedad. Que, con esta premisa y la ayuda de Dios, llegue cuanto antes para Cuba la hora de la libertad, del derecho, y de la verdadera reconciliación que brota de la verdad y la justicia».