(AVAN/InfoCatólica) Según el último balance oficial divulgado anoche, el terremoto, de magnitud 7,2, ha causado al menos 2.189 muertos y 12.268 heridos, y ha dejado a más de 80.000 personas sin hogar.
El terremoto «ha derribado también dos catedrales y dos parroquias, en una de las cuales se estaban oficiando varios bautizos y ha habido muchos niños muertos con sus familias, ha sido una catástrofe terrible», señala la misionera, que se encuentra en un dispensario en la capital, Puerto Príncipe, donde ayuda cada semana a cientos de familias sin recursos.
En estos momentos, la propia comunidad religiosa de Natalia Martínez se dispone a enviar ayuda a la zona afectada aunque, según la religiosa, «la carretera que enlaza con la zona más dañada está controlada por bandidos a los que las autoridades y los obispos les han suplicado que dejen pasar la ayuda humanitaria y parece que ya están dejando pasar los camiones, pero es una zona muy muy peligrosa».
Desde su dispensario en Puerto Príncipe, las Hijas de la Caridad alimentan, asisten y educan cada día a diferentes colectivos: así, los lunes reciben a casi doscientas mujeres embarazadas, el martes a adultos, el miércoles llevan a cabo la vacunación y alimentación de niños malnutridos, el jueves otra vez adultos y el viernes, consulta para madres con sus hijos, mientras que el sábado y domingo están disponibles para seguir ayudando.
«Debido a la violencia que se vive en esta zona, los cincuenta ancianos que atendemos habitualmente no pueden venir aquí al dispensario y les estamos llevando la comida a sus casas», ha precisado la religiosa valenciana, en cuya comunidad hay también otra religiosa española, una polaca y otra haitiana.
Sor Natalia, que ha hecho un llamamiento para que «no se olvide esta tragedia» y ha resaltado que «Valencia siempre ha sido muy generosa, siempre nos han ayudado muchísimo y, de hecho, ya he recibido ofrecimiento de personas que preguntan si necesitamos algo. Yo les pediría que no cierren el corazón para estas necesidades. Sé que Valencia es muy generosa».