(GaudiumPress/InfoCatólica) El obispo de Riohacha y presidente de la Comisión de Promoción de Defensa de la Vida del episcopado colombiano, declaró que toda acción u omisión con la intención de causar la muerte para eliminar el dolor, se constituye en homicidio. Esto fue tras la expedición realizada en días anteriores respecto a la resolución 971 del Ministerio de Salud de Colombia, en la que se determinan los procesos para solicitar la eutanasia.
Los cuidados paliativos son una forma privilegiada de caridad
El prelado hizo recordar la doctrina que el Catecismo de la Iglesia Católica establece al respecto:
«Las personas enfermas o disminuidas deben ser atendidas para que lleven una vida tan normal como sea posible. Cualesquiera que sean los motivos y los medios, la eutanasia directa es moralmente inaceptable, por tanto, una acción u omisión que, de suyo o en intención provoca la muerte para suprimir el dolor, constituye un homicidio gravemente contrario a la dignidad de la persona humana y al respeto divino de su creador».
Monseñor Ceballos recalcó que para la moral cristiana la vida es algo sagrado, y que para aquellas personas que presentan condiciones de salud muy delicadas, «los cuidados paliativos constituyen una forma privilegiada de la caridad desinteresada».
En lugar de considerar la eutanasia, se deben alentar en el ámbito de la medicina y la jurisprudencia los cuidados paliativos, los cuales buscan humanizar el proceso de la muerte y acompañarla hasta el final. «Esto sí es ayudar a morir con dignidad», afirmó el obispo.
Finalizó concluyendo que «no hay enfermos incuidables, aunque sean incurables».