(Diócesis de Getafe) El obispo electo de Asidonia-Jerez, D. José Rico Pavés, quien fuera obispo auxiliar de Getafe entre 2012 y 2021, presidirá el próximo viernes 16 de julio, festividad de la Virgen del Carmen, el 85º aniversario del prodigio que ha mantenido incorruptas 16 formas consagradas desde la época de la Guerra Civil en la localidad de Moraleja de Enmedio.
El día anterior se celebrará a las 22.00 horas una Vigilia de Adoración presidida por el párroco Rafael de Tomás y el prodigio quedará expuesto toda la noche y durante todo el 16 de julio.
Además, con motivo de la celebración de este aniversario está prevista la publicación de un libro que recoge la extraordinaria historia de las formas incorruptas. La presentación oficial será presidida por el obispo diocesano, D. Ginés García Beltrán, el 24 de septiembre, a las 20.30 horas.
Hasta hoy se han consumido ocho formas de las 24 que había originalmente. Dos de ellas por los anteriores obispos de la Diócesis de Getafe, D. Francisco José Pérez y Fernández Golfín y D. Joaquín María López de Andújar (actual obispo emérito), que atestiguaron que su forma, su tamaño, su textura y su sabor no habían sufrido ningún daño.
A lo largo de estos 85 años, la devoción de los habitantes de Moraleja de Enmedio ha ido en aumento, y se han recogido testimonios de personas que han pasado por el lugar con el objetivo de solicitar que se reconozca el prodigio oficialmente como un Milagro Eucarístico.
Entre los testimonios destaca el de la salvación de un bebé prematuro que tuvo que ser operado dentro de una incubadora y el de una niña que iba a nacer sin extremidades y vio la luz en óptimas condiciones de salud.
El párroco Rafael de Tomás destaca que «el pueblo de Moraleja las sigue adorando con fe, agradecido por el don que Dios hace de sí mismo en la Eucaristía. Y lo hace con la certeza y la confianza de que el Señor cuida de sus vidas y de la vida de sus familias».
«Este prodigio eucarístico ha fortalecido muchísimo la fe de este sencillo pueblo que tanto ama a Dios. Y no sólo ha fortalecido su fe, sino que lo ha hecho crecer en el amor a Cristo Eucaristía», añade De Tomás.
«La Parroquia San Millán es un lugar al que cada día peregrinan sus fieles para adorar al Señor, y al que cada vez se van sucediendo más peregrinaciones de otros muchos lugares, con muchas personas que quieren conocer y adorar este prodigio», concluye el párroco.
Historia del prodigio
El 16 de julio de 1936, Clemente Díaz Arévalo, párroco de Moraleja de Enmedio, consagró varias formas para dar de comulgar al pueblo en la fiesta del Carmen. Con las que sobraron dio la comunión los días 17 y 18, cuando le obligaron a cerrar el templo.
El 21 de julio, permitiéndole que celebrara un funeral, aprovechó para sacar a escondidas las formas sobrantes. Guardó en un pequeño copón 24 formas por si tenía que dar la comunión a algún enfermo, pero, por los acontecimientos difíciles del comienzo de la Guerra Civil, con una tremenda persecución religiosa de las turbas de la Segunda Repúblia, tuvo que huir del pueblo y dejó encargadas a las ‘Marías de los Sagrarios’ la custodia de las Sagradas Formas.
El pueblo se decidió a custodiarlas, adorarlas y defenderlas de cualquier sacrilegio y profanación. Desde entonces, permanecen incorruptas hasta hoy. Todo un regalo que el Señor ha hecho al pueblo de Moraleja.
Las hostias, 24 en un principio, fueron escondidas en un copón primero en casa de Hilaria Sánchez, esposa del secretario municipal, pensando que allí se encontrarían a salvo. Como no era infundado el temor a un registro, días después trasladaron el coponcito a casa de Felipa Rodríguez, que lo escondió en una cueva subterránea de la casa.
Unas dos semanas después se llevaron a la bodega de Isabel Zazo, una feligresa perteneciente a las ‘Marías de los Sagrarios’, donde el copón permaneció más de 70 días enterrado a 30 centímetros de profundidad.
A finales de octubre de 1936, las fuerzas republicanas ordenaron evacuar Moraleja de Enmedio y los vecinos obedecieron, no sin antes desenterrar el pequeño copón.
Vieron cómo su estado se iba deteriorando debido a la humedad, y como había que evacuar el pueblo, buscaron otro lugar donde esconderlo. En lo alto de una viga, dentro de un roto que la propia viga tenía, en la bodega de la superficie. Cuando pudieron regresar a sus hogares, el coponcito continuaba donde lo habían escondido, aunque lo encontraron completamente oxidado y ante el temor de que las sagradas formas hubieran sufrido algún daño lo abrieron y vieron cómo las 24 formas originales estaban en perfecto estado de conservación.
Las formas fueron trasladadas a otro lugar de la casa y quedaron vigiladas por las mujeres del pueblo.
Quince días más tarde llegaron a Moraleja dos sacerdotes, capellanes castrenses de un tercio de requetés, quienes, informados de la existencia de este prodigio, llevaron las formas en procesión desde la casa hasta la escuela. Celebraron la Eucaristía y comulgaron con dos de ellas comprobando que su sabor seguía siendo bueno cuatro meses después de su consagración.
Cuando se restauró la Iglesia y habiendo regresado el párroco trasladaron el pequeño copón al Sagrario de la Parroquia. Antes se administró la comunión con una de estas formas a un enfermo.
El 13 de noviembre de 2013 se cambiaron a un copón de cristal que permite la visualización y adoración de las Sagradas Formas, situado en un expositor encima del Sagrario de la Parroquia. Por las visitas episcopales que tenían que verificar el estado de la Sagradas Formas, se han consumido otras cinco hostias, quedando actualmente 16 de ellas y algún fragmento.