(GaudiumPress/InfoCatólica) Gaudium Press tuvo la oportunidad de compartir un breve, pero valioso diálogo con monseñor Luis Manuel Alí Herrera, obispo auxiliar de Bogotá y, desde el pasado martes, Secretario del Episcopado colombiano. Esto ocurrió en el Santuario Nacional de Colombia dentro de las celebraciones del aniversario número 102 de la coronación canónica de la Virgen de Chiquinquirá, fecha que coincidía con la entronización de la misma advocación dentro de los jardines vaticanos.
La conversación inicia con una referencia al reciente robo de joyas del lienzo milagroso de la imagen de Chiquinquirá, el cual resultó frustrado pues las joyas fueron rescatadas con prontitud gracias a que las autoridades capturaron al ladrón.
«Monseñor Alí, ¿lo ocurrido no es como una metáfora de la historia del país? Como que el mal intenta acabar con un símbolo de Colombia, pero la Virgen —el país— se yergue de nuevo… Inició comentando Gaudium Press.
Sin duda alguna. Y fíjate que la Providencia Divina permite estas cosas siempre para nuestro bien. Creo que es un símbolo potente lo que pasó hoy, porque esa Virgen despojada de sus joyas nos invita a que nosotros seamos las joyas del Señor con nuestras buenas acciones.
Y como decía monseñor Luis José (Rueda, Arzobispo de Bogotá, quien ofició la misa principal de la celebración), es una Virgen que se hace signo de lo que está sucediendo en Colombia, de tantas familias, de tantas situaciones difíciles que estamos viviendo, pues Ella como siempre, humilde y sierva del Señor, se hace una con nosotros.
Monseñor ¿por qué Colombia es mariano? ¿Por qué Colombia es tan mariano? El país se puede decir que está paralizado con estas celebraciones.
Yo creo que nosotros tenemos una sensibilidad muy grande de un amor profundo a la Santísima Virgen María. Y creo que ese amor es mutuo: Ella también siente a Colombia como su Patria, como su Jardín, y por eso mira cómo se han solidarizado tantas personas con lo que ha sucedido (refiriéndose al robo de las joyas).
Esto que aconteció es un milagro. Acabo de estar ahí, muy cerca de la Imagen y es increíble que no le haya pasado nada, absolutamente nada a la imagen. Nada.
Monseñor, ¿cuál es el simbolismo profundo de que el mismo día del robo se haya entronizado esa imagen en los Jardines del Vaticano?
Pues es también un signo diciente de la cercanía que tiene Colombia en el corazón del Santo Padre, del sucesor del apóstol Pedro.
Por eso, es también diciente que es la segunda imagen entronizada oficialmente. La primera fue Nuestra Señora del Carmen y la entronizó el Cardenal chileno, monseñor Aós, el Primado de Chile. Y la segunda es Nuestra Señora de Chiquinquirá, en una zona donde van a haber varios mosaicos de todas las advocaciones del mundo.
¿Ustedes quisieron venir aquí también para consagrar la gestión de la nueva directiva de la Conferencia Episcopal a la Virgen?
- Estamos aquí para eso. Quisimos venir todos, por eso vino monseñor Luis José, monseñor Omar (Sánchez, nuevo vicepresidente del episcopado) y mi persona. Y también el gesto precioso de monseñor Óscar Urbina, que nos entrega a nosotros la presidencia, y nosotros se la entregamos a nuestra Madre del Cielo.
Se la consagramos a Ella».