(Asia News/InfoCatólica) El P. Swamy falleció hoy tras nueve meses de cárcel, acusado de terrorismo por su compromiso en favor de las poblaciones nativas. Desde fines de mayo se encontraba internado en el hospital de la Sagrada Familia de Mumbai, cuando los jueces permitieron - con su salud ya gravemente afectada - que fuera trasladado de la prisión de Taloja. Al empeorar su estado, el anciano jesuita fue trasladado a la unidad de terapia intensiva, mientras se seguía discutiendo en los tribunales un recurso para que recuperara la libertad.
El provincial jesuita de la India, padre Stanislaus D'Souza, anunció la noticia en un comunicado.
«Con un sentimiento de profundo dolor, aflicción y esperanza entregamos al P. Stan Swamy al reposo eterno con el autor de la vida, que le había confiado la misión de trabajar con los nativos, los dalits (los sin casta) y otras comunidades marginadas, para que los pobres tuvieran vida y la tuvieran en abundancia. La Compañía de Jesús se compromete en este momento a continuar el legado del P. Stan, en su misión de justicia y reconciliación. Los detalles del funeral se darán a conocer en los próximos días».
A pesar de la edad avanzada y la enfermedad de Parkinson que padecía, el padre Swamy fue arrestado el 8 de octubre por la National Investigation Agency en Jarkhand, donde toda su vida trabajó en la defensa de los derechos de las poblaciones nativas locales, amenazadas por los intereses económicos. Junto con otros 15 activistas, el jesuita fue acusado de mantener contactos con la guerrilla maoísta como parte de la investigación de los enfrentamientos que se produjeron en 2018 durante la conmemoración de la batalla de Bhima Koregaon. El padre Swamy siempre negó estas acusaciones, alegando que en los ordenadores que le fueron incautados habían introducido algunos documentos como prueba de falsas acusaciones en su contra. En varias oportunidades los jueces de Mumbai rechazaron su solicitud de libertad bajo fianza.
Solo después que contrajo el covid-19 en la cárcel, los jueces permitieron que fuera trasladado al hospital de la Sagrada Familia. En una audiencia dramática del 22 de mayo, se negó por primera vez a ser internado en un hospital público y dijo que pedía la libertad para morir entre su gente. «Durante estos ocho meses - afirmó - se ha producido una lenta pero constante regresión de todas las funciones de mi cuerpo. La cárcel de Taloja me ha reducido a una condición en la que no puedo escribir ni caminar solo. Les pido que consideren por qué y cómo se ha producido este deterioro de mi salud. Es probable que mi estado se siga deteriorando e incluso podría morir muy pronto. Pero pase lo que pase quiero estar con mi gente».