(Katolisch/InfoCatólica) En la actualidad, sólo el Papa decide sobre la dimisión de un obispo, constata Lücking-Michel en un artículo para los periódicos del grupo editorial Bistumspresse. Y añade:
«El criterio según el cual lo hace, especialmente dados los últimos desarrollos, no es muy transparente ni comprensible».
En general, asegura, se necesita seguridad jurídica, investigaciones independientes, procedimientos vinculantes y órganos de apelación en la Iglesia, pide Lücking-Michel.
Sin embargo, advierte, la mejora de los procedimientos y la clara participación de todos los miembros de la iglesia no pueden sustituir la necesidad de examinar la propia conciencia y asumir la responsabilidad como obispo:
«Para ello, no hay que esperar a los resultados de costosos dictámenes de expertos, y no se puede delegar esa decisión en Roma».
El artículo de la vicepresidenta del Zdk llega después de que el papa Francisco no aceptara la renuncia del cardenal Reinhard Marx como arzobispo de Munich y en plena polémica por la actuación del cardenal Woelki, arzobispo de Colonia, en casos de abusos cometidos por clero de su diócesis.
El informe MHG de 2018 y las causas verdaderas de la crisis en Alemania
En septiembre de 2018, la Conferencia Episcopal alemana publicaba un informe encargado por ella que documentaba un total de 3.677 supuestos casos de abusos sexuales, cometidos por 1.670 sacerdotes católicos desde 1946 hasta 2014.
El informe fue elaborado por la las universidades de Mannheim, Heidelberg y Giessen, de donde toma el nombre de MHG. Según el informe aproximadamente la mitad de las víctimas de esos abusos eran menores de 13 años y en uno de cada seis casos se trató de «alguna forma de violación», según cita la publicación. La mayor parte de los abusados eran de sexo masculino.
El presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, cardenal Reinhard Marx, habló de horror, repulsión y vergüenza, y dijo que sería «un proceso doloroso», La prensa, instigada en parte por el cardenal Marx y otros obispos alemanes, presentó los casos documentados como si fuesen casos probados, cuando no habían siquiera sido juzgados.
Entonces algunos expertos criticaron la pompa con la que fue presentado el estudio alertando «que un tercio de los cargos detallados ni siquiera correspondían a abusos sexuales, otro tercio remitía a la palabra de una persona contra otra, el 6% de los casos enumerados fueron acusaciones ya rechazadas por la fiscalía. Incluso se enumeraron declaraciones anónimas».
En enero de 2020 no se había abierto ningún proceso penal ni había recaido condena sobre ninguno de esos 1670 sacerdotes a los que se refería el Informe MHG publicado por la Conferencia Episcopal alemana.
En realidad, se trataba de un estudio histórico que no tenía por qué tener consecuencias penales, pues no se habían tenido en cuenta los plazos de prescripción legal y la correcta tipificación penal, lo que generó falsas expectativas e injusticia, no solo para los acusados, sino también para las víctimas.
La gestión del caso en estos años ha contribuido a alimentar la opinión de que el objetivo de la investigación y el informe y su difusión era principalmente predisponer la opinión pública a favor de los deseos del Cardenal Marx y otros obispos alemanes de abolir el celibato sacerdotal e introducir el diaconado femenino y otras formas de mayor empoderamiento del laicado. Las conclusiones del estudio enumeraban entre los factores de riesgo de los abusos sexuales cometidos por sacerdotes al celibato de los sacerdotes y las estructuras de poder en la iglesia, al tiempo que se silenciaba que la mayoría de los abusos documentados eran conductas homosexuales.