(RV/InfoCatólica) El mensaje pontificio, firmado por el cardenal Secretario de Estado, Tarcisio Bertone, fue leído ayer por el obispo de la diócesis de Rímini, Monseñor Francesco Lambiasi, durante la Santa Misa de inauguración del Encuentro, manifestación cultural que impulsa la amistad entre los pueblos, desde hace 30 años.
Tres decenios en los que han venido participando miles y miles de hombres y mujeres, sobre todo de jóvenes, que –como recuerda el Santo Padre– han contado con la ayuda de estudiosos de toda disciplina, artistas, autoridades religiosas, exponentes del mundo de la política, de la economía y del deporte, “para profundizar en las cuestiones e instancias fundamentales de la existencia humana y en las razones del ser cristianos en esta época nuestra”.
Tras destacar el tema elegido para este año, "el conocimiento es siempre un acontecimiento", el mensaje de Benedicto XVI hace hincapié en que, precisamente, la palabra acontecimiento es la que don Giussani empleaba para expresar la "naturaleza misma del cristianismo", que para él es un "encuentro".
"Encuentro", que es a su vez una palabra que describe la relación fundamental que existe entre el espíritu del hombre y el Espíritu de Dios, reitera el mensaje del Papa, recordando la insistencia de los Padres de la Iglesia en la necesidad de "purificar los ojos del alma para lograr ver a Dios, evocando la bienaventuranza evangélica: 'Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios'” (Mt 5,8).
“Sólo gracias a un corazón purificado y que ama sinceramente la verdad, que busca la racionalidad del hombre, se alcanzar su fin propio, que es el conocimiento de la verdad y de Dios”, señala Benedicto XVI, reiterando asimismo que el espíritu humano, habiendo sido purificado, puede abrirse a la revelación de la verdad. Por lo que hay un misterioso enlace entre la bienaventuranza evangélica y las palabras de Jesús a Nicodemo, que cita san Juan: “Lo que nace de la carne es carne, lo que nace de Espíritu es espíritu. No te extrañes de que te haya dicho: ‘Ustedes tienen que renacer de lo alto’”. (Jn 3,6-7).
“Que estas palabras de Cristo resuenen en el corazón de los numerosos participantes en la 30 edición del Encuentro de Rímini, desea Benedicto XVI, “como llamada a dirigirse con confianza hacia el Señor, acogiendo su misteriosa presencia, que es, para el hombre y la sociedad, manantial de verdad y de amor”.