(InfoCatólica) Corría el año 2006 cuando se dieron a conocer claros indicios de que M. Fehler, sacerdote y párroco en la diócesis de Tier, había cometido abusos con menores de edad. A pesar de ello, el cardenal Marx, obispo por entonces de dicha diócesis, permitió que el sacerdote matuviera contacto con jóvenes y niños, e incluso que se fuera de vacaciones con ellos.
En dicha actuación también estuvieron involucrados Mons. Georg Bätzing, actual opispo de Limburgo y presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, y Mons. Stephan Ackermann, actual obispo de Trier. Ambos tenían cargos diocesanos de relevancia cuando ocurrieron los hechos.
15 años después, y tras mucho meditarlo, el cardenal Marx presentó su renuncia al Papa, haciendo pública una carta en la que dijo:
«Me examiné a mí mismo y traté de tomar la decisión correcta en la oración y en la conversación espiritual a través del 'discernimiento de espíritu'».
El purpurado aseguraba que su principal preocupación era «asumir la responsabilidad conjunta por la catástrofe de los abusos sexuales cometidos por funcionarios de la Iglesia en las últimas décadas». Según Marx, las investigaciones y los informes periciales de los últimos diez años han demostrado sistemáticamente que se han dado «muchos fallos personales y errores administrativos», pero «también fallos institucionales o sistémicos».
Sin embargo, el papa Francisco, en una decisión un tanto sorprendente, ha decidido que no piensa aceptar la renuncia del cardenal alemán, a pesar de haber aceptado e incluso ordenado muchas otras renuncias de obispos por exactamente la misma razón: mal proceder en casos de abusos.
Entre los argumentos del Papa para su decisión, figura una particular interpretación de una supuesta renuncia del apóstol San Pedro ante Cristo:
«Y si te viene la tentación de pensar que, al confirmar tu misión y al no aceptar tu dimisión, este Obispo de Roma (hermano tuyo que te quiere) no te comprende, pensá en lo que sintió Pedro delante del Señor cuando, a su modo, le presentó la renuncia: «apártate de mi que soy un pecador», y escuchá la respuesta: «pastorea a mis ovejas».»
Lo cierto es que Pedro pronunció esas palabras cuando vio el milagro de la pesca milagrosa realizado por Cristo (Luc 5,8). Fue a partir de entonces que el Señor le dijo que sería pescador de hombres. No podía haber renunciado como apóstol dado que por entonces no lo era. Y la frase «pastorea mis ovejas» aparece al final del evangelio de San Juan (Jn 21,16), cuando el Señor preguntó tres veces al príncipe de los apóstoles si lo amaba.
Marx dice estar sorprendido
El cardenal Marx ha reaccionado a la decisión del Papa asegurado que no se la esperaba:
«La respuesta del Santo Padre me sorprendió. No esperaba que reaccionara tan rápido y no esperaba su decisión de continuar mi servicio como arzobispo de Munich y Freising. Me conmueven los detalles y el tono muy fraternal de su carta y siento lo mucho que comprende y ha aceptado mi pedido. En obediencia acepto su decisión, como le prometí».
«Gran desafío»
Marx afirma que se toma la respuesta del Papa como un «gran desafío». En las próximas semanas considerará «cómo juntos podemos contribuir aún más a la renovación de la Iglesia aquí en nuestra arcuidiócesis y en su conjunto». Se trata de nuevos caminos «también ante una historia de múltiples fracasos».
Cree que sigue siendo claro que tiene que asumir la responsabilidad personal -sin explicar en qué consiste tal asunción- con respecto al manejo de los abusos en la Iglesia católica y también tiene una «responsabilidad institucional». Esto se aplica «especialmente en vista de los afectados, cuya perspectiva debe involucrarse más de cerca».
Diferencia con el caso del cardenal Barbarin
Lo que ha sucedido esta semana tiene muy poco que ver con la actitud que tomó el cardenal Philippe Barbarin, quien insistió en presentar su renuncia al Papa como arzobispo de Lyon a pesar de que la justicia francesa le declaró inocente en otro caso de abuso de un sacerdote. El Ppa finalmente aceptó dicha renuncia del purpurado como pastor de la archidiócesis francesa. Marx, declarándose culpable, seguirá al frente de la archidiócesis alemana.