(Fides/InfoCatólica) Malí vivió un golpe de estado el 18 de agosto del año pasado, cuando jóvenes militares depusieron al gobierno tras semanas de protestas por la supuesta corrupción y el manejo de la insurgencia yihadista. La junta militar accedió a entregar el poder a un gobierno de transición a cargo de Ndaw y Ouane, luego de que el bloque de 15 países del África occidental amenazó con aplicar sanciones. Sin embargo, el líder golpista Assimi Goita fue designado como vicepresidente, lo que desató dudas de que el gobierno interino, aún bajo control militar, estuviera dispuesto a adoptar reformas a corto plazo. Ahora Goita ha vuelto a dar un golpe para situarse como presidente del gobierno malí.
Lo de siempre
«Este enésimo golpe de Estado en Malí vuelve a sumir al continente africano en la desolación», escribe a la Agencia Fides el P. Donald Zagore, teólogo misionero marfileño de la Sociedad de Misiones Africanas (SMA).
«¿Cuándo acabarán estas viejas prácticas?», se pregunta el padre Zagore. «Los años pasan pero los escenarios siguen siendo los mismos. Allí donde los pueblos africanos se esfuerzan y luchan por el desarrollo y una vida mejor, se perpetúan los golpes de Estado, la corrupción, las violaciones de derechos, las dictaduras y los presidentes vitalicios. África, el viejo continente, se esfuerza por abandonar estas viejas prácticas, pero la inestabilidad política sólo puede conducir a la miseria económica. Estas crisis políticas matan de hambre a los pueblos africanos».
El misionero reitera que «el África de ayer, al igual que la de hoy, sigue escribiendo tristemente su historia sobre líneas torcidas» Y añade:
«Toda la población del continente aspira a una vida en Europa. De hecho, mientras las élites africanas tienen trabajo en África, viven en Europa, donde envían a sus hijos a estudiar o de vacaciones, los más pobres no tienen otra opción que la inmigración ilegal, cruzar arriesgadamente el desierto o encontrar la muerte en el mar».
El p. Zagore está convencido de que el continente africano puede mejorar, pero con una condición: que la mentalidad de los pueblos africanos cambie. «Que las conciencias africanas despierten al bien, al derecho y a la verdad. No podemos esperar de ninguna manera nuevas políticas, promesas de estabilidad y paz si seguir siendo prisioneros de las antiguas. Cambiar la mentalidad para adoptar una nueva política, defender los valores de la justicia, la verdad, el desarrollo y la paz son la clave de la salvación y la prosperidad. Necesitamos 'Vino nuevo, odres nuevos', como dice el apóstol Marcos en la Escritura», concluye el padre Zagore.