(CNA/InfoCatólica) El purpurado dijo que el accidente es una tragedia «que toca profundamente el corazón de todos», especialmente porque involucró a familias que estaban de vacaciones.
El obispo Franco Giulio Brambilla de Novara, una diócesis en la región del Piamonte, donde ocurrió el accidente, ofreció oraciones por las víctimas y pidió que el Espíritu Santo brinde consuelo a las familias en duelo.
«Me enteré con profunda consternación de la noticia del dramático y gravísimo accidente del teleférico Stresa-Mottarone con un altísimo número de víctimas, que vivían un día de renovada serenidad y normalidad, disfrutando de las bellezas de nuestra región tras meses de restricciones debido a la pandemia», dijo Brambilla en un comunicado el 23 de mayo.
El accidente del teleférico ocurrió un día después de que Italia permitiera la reapertura de remontes y teleféricos después de meses de cierre debido a las restricciones vigentes del COVID-19 en el país.
El cable había estado transportando a visitantes de la ciudad de Stresa hasta la montaña Mottarone en la tarde del 23 de mayo cuando se rompió, desplomándose el vehículo unos 20 metros antes de chocar contra la ladera de la montaña.
El ministro de Infraestructura de Italia, Enrico Giovannini, anunció una investigación sobre la causa de la falla del cable.
Monseñor Brambilla dijo que espera que esta tragedia lleve «a los gerentes administrativos y técnicos a prestar siempre una atención rigurosa, utilizando todos los medios posibles a su alcance, para que estos trágicos hechos nunca vuelvan a ocurrir».
«Me uno también a la preocupación de todos los profesionales de este sector por lograr que la recepción de turistas y locales esté garantizada con la mejor seguridad», dijo.
Entre las víctimas mortales había seis ciudadanos israelíes y al menos un niño. Otro niño pequeño fue el único en sobrevivir al accidente y fue trasladado en avión a un hospital en Turín, donde permanece en estado grave.