(Asia News) El cardenal detalla todo lo que la Iglesia está haciendo, especialmente a través de Cáritas, para ayudar a la nación en plena ola mortal de la pandemia por Covid-19. Recuerda que ya han fallecido dos obispos en su nación por haber contraído la enfermedad vírica.
El purpurado indica que la Iglesia no hace acepción de personas y atiende a persona de cualquier condición social y de cualquier creencia religiosa.
Además da las gracias a todos los obispos que le han escrito de todas partes del mundo para expresarle su solidaridad y apoyo ante la situación en el país asiático.
Carta del cardenal Oswald Gracia
La Iglesia india cuenta con 1000 hospitales con 60.000 camas ocupadas por pacientes enfermos de Covid-19. En estos centros de salud trabajan normalmente unas 50.000 religiosas y 1.000 médicos. Ante la catástrofe que golpea al país, la Iglesia católica india se moviliza para llegar y ayudar a las personas que sufren, prescindiendo del credo y la casta a la que pertenecen. Así lo explica el cardenal Oswald Gracias, arzobispo de Bombay y presidente de la Conferencia Episcopal de la India (CBCI), en este texto que fue enviado a AsiaNews. La Iglesia redobla sus esfuerzos para ayudar a todos, sin discriminar a nadie, mientras la pandemia no tiene visos de ceder en el país: ayer se registraron 366.161 nuevos casos de Covid-19 y 3.754 muertos, elevando el total de víctimas a 246.116. En este contexto, el cardenal dijo que las diócesis también están poniendo a disposición escuelas y otras instalaciones para alojar a los enfermos que necesitan centros de aislamiento y para colaborar con la campaña de vacunación. Por último, agradece la solidaridad del Papa y de las Iglesias de todo el mundo e invita a todos a rezar.
Ayer por la tarde me reuní con Cáritas India y nos estamos preparando para poder ayudar a más gente, a nivel nacional, de diferentes maneras. Como siempre, queremos ayudar a personas de todas las creencias, sin hacer discriminaciones de casta o religión. Esta semana tendré reuniones de coordinación y sesiones en línea con nuestros hospitales católicos para definir algunos pasos concretos que nos permitan brindar una mayor asistencia.
Ya estamos ayudando y la Iglesia seguirá estando en primera línea para ofrecer nuestros servicios a través de los centros de salud: la Iglesia india cuenta con 1.000 hospitales con 60.000 camas en todo el país. Estos centros asisten a todos, especialmente a los marginados de la sociedad. También estamos proporcionando ayuda financiera para comprar más ventiladores y aumentar el equipo médico disponible para salvar las vidas de nuestra gente: estarán al servicio de todos. Especialmente en las zonas rurales, las instituciones sanitarias cristianas siempre han estado en primera línea para hacer frente a enfermedades como la tuberculosis, la lepra, el Sida y para acompañar a las personas con discapacidades. En estos hospitales trabajan más de 50.000 religiosos, entre ellos 1.000 médicos, que están a disposición para salvar a nuestra gente.
La Iglesia seguirá en primera línea ofreciendo sus servicios: abriremos todas nuestras estructuras para responder a las necesidades de la gente; las escuelas católicas funcionarán como centros de aislamiento y cuarentena; nuestras instituciones, como centros de vacunación y el personal religioso de todo el país lanzará una campaña para animar a la gente a vacunarse y colaborar con la inmunización. Además, seguirá trabajando coordinadamente con el gobierno para promover la importancia y la urgencia de adoptar medidas de protección como el distanciamiento físico y el uso de mascarillas.
La Iglesia universal se solidariza con la India: el Santo Padre y muchos obispos de Estados Unidos, Europa y el resto de Asia me han escrito expresando su solidaridad y su apoyo en la oración en este momento, cuando la segunda ola del coronavirus está devastando la India.
Nuestra Iglesia india ha perdido ya dos obispos, sacerdotes y religiosos, a causa del Covid-19. El arzobispo emérito de Pondicherry-Cuddalore, monseñor Anandarayar, fallecido hace pocos días, fue un colega, compañero y colaborador mío; monseñor Basil, de Jhabua, era un obispo joven. He recibido muchas llamadas en las que me han informado que hay conventos enteros asolados por el virus. Aún cuando debemos recordar que nuestras vidas están al servicio de los demás, es doloroso ver tantas vidas arrasadas tan rápidamente. El virus se ha cobrado la vida de personas que conocemos, ha dejado huérfanos a muchos niños que han perdido a sus dos padres. Se está sufriendo mucho y acudimos a la oración. El 7 de mayo celebramos una jornada nacional de oración en comunión con la maratón del Rosario convocada por el Santo Padre. Vamos a superar esta prueba.