(CNAd/InfoCatólica) «Creo que hay un porcentaje de la Iglesia alemana que parece ir decididamente en la dirección equivocada», dijo Pell en una entrevista con Colm Flynn que se emitió el 27 de abril en EWTN.
«Con esto quiero decir que está bastante claro que el cristianismo liberal, ya sea el catolicismo liberal o el protestantismo, va a pasar al agnosticismo en una generación más o menos. ... Si asumes la política del mundo y te limitas a seguirla para que esté de acuerdo contigo, entonces ya no le importarás a nadie».
El cardenal Pell explicó cuál es el deber de los obispos:
«El deber de los obispos alemanes es ser testigos de la enseñanza de las Escrituras, de la enseñanza de la Iglesia. Estamos comprometidos con esas enseñanzas. No tenemos poder para cambiarlas, ninguno de nosotros tiene ese poder».
«Lo importante es lo que está en la Palabra de Dios, lo que está en la tradición apostólica. Y no creo que a la hora de la verdad -y estoy usando metáforas- vayan a cruzar el Rubicón», dijo Pell.
El cardenal explicó que siguió de cerca los acontecimientos de la Iglesia en Alemania a través de artículos periodísticos durante los 404 días que pasó injustamente encarcelado en Australia.
El purpurado señaló que: «la pregunta realmente importante para la iglesia es: ¿Enseñamos públicamente lo que Cristo enseñó? Ahora bien, algunas de esas enseñanzas son bastante impopulares». Los líderes de la Iglesia deben decidir si son testigos de la verdad incluso cuando su mensaje pueda ser impopular.
«Hay todo tipo de voces que intentan apartarnos de la opinión pública, diciendo que no deberíamos hacer esto y que no deberíamos hacer aquello. Una de las cosas que digo ahora y a todos mis sucesores es que tenemos que seguir hablando», dijo, para a continuación añadir:
«Nuestra sociedad se verá profundamente debilitada en la medida en que se aleje radicalmente de las enseñanzas cristianas sobre el amor y el servicio y el perdón. Y eso lo podemos ver ya en la sociedad por medio los cambios que se están produciendo. A menudo nos centramos en las pérdidas que sufre la iglesia por la disminución de la práctica religiosa y la gente que la abandona. Eso es cierto, pero además tiene grandes consecuencias para el conjunto de la sociedad, especialmente allí donde antes la mayoría de la gente era cristiana».