(ACN/InfoCatólica) En el programa de televisión ‘Fuera de foco’ de ‘TRECE al Día’, el P. Narbona recordaba con dolor la quema de ambos templos:
«Es fuerte, es tremendo. Nunca pensábamos que fuera tanto el ensañamiento contra la Iglesia y la comunidad cristiana. Hay testimonios desgarradores, pero no pensamos que llegara a un nivel de violencia tan fuerte. Es un refresco de tiempos pasados. Detrás de estos muros no solo hay ladrillos, es la vida de fe de familias concretas».
La iglesia, cuerpo de Cristo
«Lo que Dios va haciendo en una comunidad, más alla de la materialidad es reconocerse ser cuerpo de Cristo aunque herido pero se va reconstruyendo pero por la fe va el mismo Señor sanando esas heridas, esas llagas que junto a las de Cristo son las llagas del Resucitado y que iluminan y fortalecen la vida de la comunidad y esa resilencia de ambas comunidades: La Asunción y La Veracruz, como lo habra también en estos últimos dias en el sur de nuestro país o en el norte que tambíen han sido atacadas.»
«Resucitar como Jesucristo que nos toma de la mano y nos invita a seguir construyendonos interiormente fortalecidos, ya veremos como reconstruimos lo material, pero hoy estamos preocupados y abocados fundamentalmente a esa reconstrucción que esta haciendo el Señor Resucitado y cada uno de nostotros, sin rabia, sin odiosidad, sin rencor al contrario rezando tambíen para que se conviertan los corazones especialmente de aquellos que atraves de la violencia, pisotear al otro de jugar con la dignidad del otro».
Premio libertad religiosa
Su conjunción de amor cristiano y Fe, como arma infalible para vencer la hostilidad de aquellos que se empeñan en impedir el ejercicio de la libertad religiosa.
«Ese premio es para las comunidades fundamentalmente ellas lo atesoraran, lo han conquistado y saludo a mi Obispo, a mi vicario y al Obispo de la Diocesis y gracias a ACN por la solidaridad y por tambien mirar hacia este otro lado ciertamente nos tienen muy presente y en el corazón. Que Dios les bendiga». La gran familia de ACN admira, valora y sostiene espiritual y económicamente la gran misión que el Señor tiene actualmente encomendada al premiado, y se une a la misma con el convencimiento que un Chile en paz es posible.