(Agencias/InfoCatólica) Mons. Mazuelos, que ejerció como médico de familia antes de dar el sí a la vocación sacerdotal, recordó que la tramitación de la ley se hizo «sin debate público, por la puerta de atrás y en tiempos de pandemia». Precisamente, algo que «choca» teniendo en cuenta el momento actual de crisis sanitaria, donde los profesionales se juegan la vida por salvar la de los demás.
Es más barato
El prelado destacó que «es una ley fundamentada en el “neocapitalismo salvaje” y desde el individualismo radical». Es más, «la eutanasia solo se promueve en países ricos, donde el gasto sanitario más importante de las personas se produce en los últimos dos años de vida. Sale mucho más barato «el pinchazo» que un verdadero trabajo en Cuidados Paliativos».
De hecho, explicó cómo han obtenido el apoyo de «colegios médicos y trabajadores de los Cuidados Paliativos, así como buena gente en general, que piensan que esta Ley es una agresión que puede convertirse en un arma de doble filo», porque lejos de promocionar la libertad de las personas, se les empuja hacia la muerte al no proporcionarles los cuidados paliativos.
Por eso, «tenemos que buscar las vías para defendernos de esta ley», añadió refiriéndose al testamento vital «para que en las últimas voluntades o cuando la persona pierda la capacidad de razonar, le administren los tratamientos adecuados para paliar los sufrimientos, pero que no se aplique la eutanasia».
Venga usted a matarme
Mons. Mauzelos aseguró que la ley es «inhumana» y que se trata de «‘hago con mi vida lo que me da la gana’, pero tienes que venir tú a matarme, tiene que venir el Estado a través de los médicos».
«Si usted me lo reivindica desde el individualismo radical, ¿cómo me reivindica usted la dimensión social? ¿Que yo tengo una obligación de matarlo? No», aseguró.
«¿Por qué tiene que ser la sociedad y los médicos los que tienen que llevar adelante esto como un derecho y como una obligación?», preguntó el obispo, que pidió coherencia porque «es mentira decir, mi vida es mía y sólo mía».