(ACIPrensa/InfoCatólica) Miguel Mendoza narró su historia a la audiencia que asistió a la Arquidiócesis de Denver.
Nació en el estado de Colorado en los Estados Unidos. Tiene 25 años de edad y nació en el seno de una familia Testigo de Jehová,
Un día al observar una imagen de San Juan Pablo II celebrando Misa pensó: «¿Qué es esto que está haciendo? ¿Por qué tiene esa casulla, por qué está sobre el altar con este pan y la gente de rodillas ante este pedazo de pan?»
«Cuando nací ya eran Testigos de Jehová. Tengo entendido que mi mamá quería ser monja cuando estaba en México, pero mi abuela no la dejó. Poco después dejaron la fe católica, encontraron los Testigos de Jehová, y cuando yo nací, nací en una familia que era Testigo de Jehová.
Gracias a mi madre aprendí a tener un verdadero amor a Dios, aunque obviamente no iba a ser lo más perfecto, porque los Testigos de Jehová tienen unas ideas diferentes a los católicos. Tienen un entendimiento incorrecto de lo que es la fe católica. Ellos no están de acuerdo con las enseñanzas de la Iglesia Católica y hay casi como un odio para la Iglesia; así que era con lo que yo crecí, sabiendo que la Iglesia Católica no era algo bueno.
A los 16 años quise investigar más sobre la fe católica. Quería saber por qué estábamos en contra de la Iglesia Católica, por qué era que “enseñaba cosas falsas”, por qué “adoran” a la Virgen María o al Papa; y esas cosas equivocadas que yo pensaba que era la Iglesia.
Pero el Señor tuvo planes diferentes en ese tiempo, porque cuando estuve investigando las enseñanzas de todo es cuando encontré al Papa Juan Pablo II que en esos tiempos no era santo todavía. En esos tiempos ya estaba muerto, pero me acuerdo que vi una imagen de él celebrando una Misa.
Y cuando estuve leyendo de lo que hacía el sacerdote en la Misa, de lo que estaba haciendo Juan Pablo II y especialmente del amor paternal del Papa para su gente, para la gente de la Iglesia Católica, es cuando empecé a tener un deseo de seguir este ejemplo.
Miguel estaba muy contento de sentir el llamado del Padre hacia la Iglesia que creyó verdadera y que su madre le enseñó a amar.
Y sentí el llamado, de que el Señor me estaba llamando a hacer algo tan hermoso de celebrar la Misa, de traer a Cristo sobre el altar; y decidí bautizarme. Y dos años después entré al seminario».
Fue ordenado el 13 de marzo fue ordenado diácono y en los meses siguientes será ordenado sacerdote.
Dice que este regreso no fue solo suyo, sino de su familia también. Dio gracias a Dios por ello:
«Después de que nos bautizamos con mi hermano, mis padres decidieron volver a entrar a la Iglesia Católica».