(InfoCatólica) En 1979, Roma le revocó la licencia de enseñanza, en parte por negar el dogmade la infalibilidad papal.
En el año 2013 se planteo acabar con su vida por medio del suicidio asistido debido que padecía Parkinson, aunque finalmente desechó la idea.
En marzo del 2016 volvió a proponer un debate sobre el dogma de la infalibilidad papal en una carta digirida al papa Francisco.
La última gran aparición pública de Küng fue en la primavera de 2018, cuando la Fundación Ética Global y la universidad organizaron un simposio científico con motivo de su 90 cumpleaños, al que asistieron, entre otros, muchos de los estudiantes de teología de Küng, y en el que se hizo un balance de su obra.
«Ya no puede ser considerado un teólogo católico»
En 1979 la Congregación para la Doctrina de la Fe le sancionaba con la retirada de la autorización eclesiástica para ejercer la enseñanza y precisaba: «ya no puede ser considerado un teólogo católico». Cuatro años antes también la CDF había emitido una nota sobre dos obras del autor.
En 1980, el Papa San Juan Pablo II en carta al episcopado alemán volvía a explicar los motivos:
La decisión de la Congregación para la Doctrina de la Fe, tomada de común acuerdo con la Conferencia Episcopal Alemana, es el resultado de la respuesta honesta y responsable a las preguntas anteriores. En la base de estas preguntas y de la respuesta concreta, se halla un derecho fundamental de la persona humana, esto es, el derecho a la verdad que debía ser protegido y defendido. Ciertamente, el profesor Küng ha declarado con insistencia que quiere ser y permanecer siendo un teólogo católico. Pero en sus obras manifiesta claramente que no considera algunas doctrinas auténticas de la Iglesia como definitivamente decisivas y vinculantes para él y para su teología; y con esto, debido a sus convicciones personales, no está ya en disposición de trabajar en el sentido de la misión que había recibido del obispo en nombre de la Iglesia.
Benedicto XVI recibió al teólogo Küng en Castelgandolfo, la que fue residencia de verano de los papas, en septiembre de 2005, en una entrevista que el teólogo calificó de «esperanzadora». Pero no se retractó de sus tesis no católicas.
El acomplejado desprecio a San Juan Pablo II le llevó a criticar su proceso de beatificación.