(InfoCatólica) Declaración del Obispo de Ratisbona, Mons. Rudolf Voderholzer, sobre el Responsum de la Congregación para la Doctrina de la Fe del 15 de marzo de 2021
Acojo con satisfacción el responsum de la Congregación para la Doctrina de la Fe y le agradezco la aclaración que contiene. La Congregación para la Doctrina de la Fe ha dejado claro que la Iglesia no tiene autoridad para bendecir a las parejas del mismo sexo. El Papa Francisco ha aprobado la publicación del documento y las aclaraciones que lo acompañan. Con el Papa y los miembros del Sínodo de la Familia de 2015, subrayo simultáneamente «que toda persona, independientemente de su orientación sexual, ha de ser respetada en su dignidad y acogida con respeto, evitando cuidadosamente »retroceder de cualquier manera injusta« (Amoris laetitia 250).
Con este responsum, la Congregación para la Doctrina de la Fe reafirma la enseñanza de la exhortación postsinodal «Amoris laetitia», en la que el Obispo de Roma, como pastor universal de la Iglesia, había afirmado: «En cuanto a los planes para equiparar las uniones entre personas homosexuales con el matrimonio, no hay base alguna para hacer analogías entre las uniones homosexuales y el plan de Dios sobre el matrimonio y la familia, incluso en un sentido más amplio« (AL 251). Con la instrucción de evitar analogías y similitudes con el pacto matrimonial incluso en un sentido más amplio, se excluye la bendición de las uniones entre personas homosexuales.
Sobre la alianza matrimonial entre un hombre y una mujer, el Concilio Vaticano II enseña, de acuerdo con la Sagrada Escritura y la Tradición de la Iglesia: «Por su índole natural, la institución del matrimonio y el amor conyugal están ordenados por sí mismos a la procreación y a la educación de la prole, con las que se ciñen como con su corona propia. De esta manera, el marido y la mujer, que por el pacto conyugal ya no son dos, sino una sola carne (Mt 19,6), con la unión íntima de sus personas y actividades se ayudan y se sostienen mutuamente, adquieren conciencia de su unidad y la logran cada vez más plenamente. Esta íntima unión, como mutua entrega de dos personas, lo mismo que el bien de los hijos, exigen plena fidelidad conyugal y urgen su indisoluble unidad». (Gaudium et spes 48).
Mons. Voderholfer es uno de los obispos alemanes que han advertido de la deriva que está tomando la Iglesia en su país gracias a la Asamblea Sinodad.