(Agencias/InfoCatólica) En el marco de su viaje apostólico a Irak, Francisco visitó a la sufrida comunidad cristiana de la ciudad de Qaraqosh con quienes rezó el Ángelus. En su discurso, el Santo Padre los alentó a «no desanimarse» en el largo camino de reconstrucción que tienen por delante, confiando en que «Dios nunca defrauda» ya que Él tiene la última palabra y «no el terrorismo o la muerte». Además, el Papa confió a la Virgen María «el renacer de esta ciudad».
La Catedral de la Inmaculada Concepción fue profanada y quemada por los terroristas del Estado Islámico (ISIS) en agosto de 2014, y usaron sus restos como campo de tiro.
Qaraqosh, también llamada Baghdede, fue capturada por el ISIS el 6 de agosto de 2014. En junio habían tomado Mosul y siguieron avanzando por las aldeas de la región norte de Irak, habitadas mayormente por cristianos. Los terroristas también se enseñaron con los yazidíes, otra de las minorías étnicas y religiosas del país.
La irrupción del Estado Islámico –que también actuaba en la vecina Siria–, provocó la huida de cientos de miles de cristianos hacia el Kurdistán iraquí, la región autónoma donde vivieron como refugiados hasta la derrota del grupo terrorista. Otros emigraron a otros países.
En las ciudades y aldeas que capturaba, el ISIS aplicaba la ley islámica o sharia. A los cristianos que no pudieron huir los amenazaban de muerte si no renunciaban a su fe o pagaban el tributo de sumisión. Hubo asesinatos y convirtieron a las mujeres en esclavas sexuales. El objetivo del grupo terrorista era establecer un califato.
Con respecto a la catedral, después de la liberación de la ciudad en octubre de 2016, el edificio volvió a ser un lugar sagrado y se levantó un altar improvisado y una gran cruz de madera sobre el techo. Sin embargo, la verdadera reconstrucción comenzó en enero de 2020. Una nueva estatua de la Virgen María fue colocada sobre el campanario y una imagen de dos metros de Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción fue repuesta en el altar.
En ese sentido, antes de dar su discurso, el Papa Francisco escuchó el testimonio de una madre cristiana y de un sacerdote, que narraron la tragedia que tuvieron que vivir desde la huida de Qaraqosh.
«Nuestro encuentro demuestra que el terrorismo y la muerte nunca tienen la última palabra. La última palabra pertenece a Dios y a su Hijo, vencedor del pecado y de la muerte. Incluso ante la devastación que causa el terrorismo y la guerra podemos ver, con los ojos de la fe, el triunfo de la vida sobre la muerte», dijo el Papa en su discurso.
Francisco también dijo a los fieles que «es el momento de reconstruir no sólo los edificios, sino ante todo los vínculos que unen comunidades y familias, jóvenes y ancianos», y los animó «a no olvidar quiénes son y de dónde vienen, a custodiar los vínculos que los mantienen unidos y a custodiar sus raíces».
El Papa Francisco, que es el primer Pontífice en visitar Irak, dijo que «seguramente hay momentos en los que la fe puede vacilar, cuando parece que Dios no ve y no actúa. Esto se confirmó para ustedes durante los días más oscuros de la guerra, y también en estos días de crisis sanitaria global y de gran inseguridad». Sin embargo, «en estos momentos, acuérdense de que Jesús está a su lado», afirmó.
En ese sentido, dijo que le conmovió el testimonio de Doha Sabah Abdallah, la mujer cristiana que perdió a un hijo y un sobrino durante el asedio a Qaraqosh y que tuvo que huir con los demás cristianos.
«Dijo que el perdón es necesario para aquellos que sobrevivieron a los ataques terroristas. Perdón: esta es una palabra clave. El perdón es necesario para permanecer en el amor, para permanecer cristianos», dijo el Papa.
«El camino hacia una recuperación total podría ser todavía largo pero les pido, por favor, que no se desanimen. Se necesita capacidad de perdonar y, al mismo tiempo, valentía para luchar. Sé que esto es muy difícil. Pero creemos que Dios puede traer la paz a esta tierra. Nosotros confiamos en Él y, junto con todas las personas de buena voluntad, decimos ‘no’ al terrorismo y a la instrumentalización de la religión», añadió.
Finalmente, el Santo Padre alentó a seguir rezando «por la conversión de los corazones y por el triunfo de una cultura de la vida, de la reconciliación y del amor fraterno, que respete las diferencias, las distintas tradiciones religiosas».
«Mientras llegaba con el helicóptero, miré la estatua de la Virgen María colocada sobre esta iglesia de la Inmaculada Concepción, y le confié el renacer de esta ciudad. La Virgen no sólo nos protege desde lo alto, sino que desciende hacia nosotros con ternura maternal. Esta imagen suya incluso ha sido dañada y pisoteada, pero el rostro de la Madre de Dios sigue mirándonos con ternura. Porque así hacen las madres: consuelan, reconfortan, dan vida», afirmó.
Antes de culminar su encuentro con los fieles de Qaraqosh, el Papa presidió el rezo del Ángelus y entregó como regalo una copia en pan de plata del icono de Nuestra Señora Odigitria de Smolensk (Rusia) al Patriarca Ignace Youssif Younan III.
Asimismo, firmó el Libro de Honor con la siguiente frase: «Desde esta iglesia destruida y reconstruida, símbolo de la esperanza de Qaraqosh y de todo Irak, pido a Dios, por intercesión de la Virgen María, el don de la paz».
La Santa Sede indicó que según la tradición, la imagen original fue pintada «por el mismo San Lucas Evangelista para la comunidad cristiana de Antioquía», y señaló que los fieles suelen recurrir a la imagen de Nuestra Señora Odigitria para «invocar la paz y la armonía» y «para no sucumbir a los opresores».