(ACIPrensa/InfoCatólica) En Puerto Rico, el 25 de febrero, Monseñor Daniel Fernández Torres envió una carta al presidente del Senado José Luis Dalmau y a los miembros de la Asamblea Legislativa de Puerto Rico, para manifestar su oposición a los proyectos de ley que son evaluados actualmente por este Gobierno y que impondrían en la isla la ideología de género.
El Obispo de Arecibo considera que esto puede generar una persecución religiosa.
En la carta titulada «¿Es delito ser cristiano en Puerto Rico?», advierte que habrá intolerancia religiosa al tratar de imponer «pena de acusaciones de maltrato institucional» con respecto a la enseñanza de la ideología de género.
El proyecto 184 define como maltrato de menores y maltrato institucional «cualquier esfuerzo o tratamiento dirigido a cambiar el comportamiento corporal, expresiones o la orientación sexual de una persona, así como eliminar o reducir atracciones románticas o sexuales o sentimientos hacia personas del mismo género», esto está contemplado en el proyecto con la definición que hace de «terapia de conversión».
Monseñor dijo: «Así, cualquier esfuerzo que pueda interpretarse como estar dirigido a reducir la atracción romántica hacia el mismo sexo en los colegios religiosos, podrían ser considerados como maltrato institucional bajo esta definición».
No solo ataca a las entidades religiosas, también dispone sobre la crianza en el hogar «para que los padres que realicen esos esfuerzos, sea considerado como maltrato de menores», con una pena que puede «privar del ejercicio de la patria potestad al padre y/o madre del menor».
«El Proyecto del Senado 185 impone la ideología de género con fuerza de ley en todas las agencias gubernamentales. Así, se le ordena al Departamento de Educación, como parte de la educación con perspectiva de género, incluir la violencia en el noviazgo, entre parejas de cualquier orientación sexual e identidad de género, en su currículo educativo.
Cualquier esfuerzo por transmitir a sus hijos la verdad sobre la naturaleza humana, iluminada por la fe, se traducen en persecución religiosa, dado que se pretende acusar de maltrato a los padres con convicciones que intenten transmitir sus creencias religiosas a sus propios hijos.
Cuando se pretende quitar la licencia a todos los profesionales de la salud que, fundamentados en una real discrepancia médica sostenida por la ciencia y la biología, difieran de la ideología dominante, en efecto, se está persiguiendo, encarcelando, atropellando a un gran sector de la sociedad por su manera de pensar».
Aclara que incluso las actividades benéficas y voluntarias realizadas en instituciones sin fines de lucro basadas en la fe, puede representar un proceso legal donde se quiera obligar a actuar en contra de las convicciones religiosas más profundas.
Denuncia que la ideología de género «no sólo pretende silenciar la fe, sino además imponer la creencia de que el sexo (hombre-mujer) es algo simbólico, de lo que se puede disponer libremente sin consecuencias siempre que se silencie a todos los que no están de acuerdo.
La ideología de géneros extrapola la lucha de clases marxistas al escenario familiar, para crear una lucha entre el hombre como opresor y la mujer como oprimida, en la que la única salida sea liberarse de las clases sexuales hombre-mujer.
En esta búsqueda de deshacerse de la heterosexualidad y de todo lo que piensan que la sociedad impuso se omiten fundamentos científicos y se silencia toda opinión médica que discrepe.
Recordó que el Papa Francisco «se refiere a la ideología de género como una colonización ideológica, en la que se peca contra Dios creador porque se quiere cambiar la creación como Él la ha hecho.
En este tiempo de Cuaresma, en el que la Iglesia llama a la conversión de los corazones recordando a todos que Polvo eres y en polvo te convertirás, me repito a mí y les repito a todos, las palabras de San Pedro en el pórtico de Salomón: “Arrepiéntanse, pues, y conviértanse, para que sus pecados sean borrados, a fin de que del Señor venga el tiempo de la consolación y envíe al Cristo que les había sido destinado, a Jesús”.
Caer en la trampa de grupos de interés, que proponen legislaciones extremas, como estrategias para ir adelantando poco a poco unas agendas ideológicas bien definidas: imponer la ideología de género en todos los niveles y censurar a todo el que se oponga.
Todos los hombres deben estar inmunes de coacción, tanto por parte de personas particulares como de grupos sociales y de cualquier potestad humana, y ello de tal manera, que en materia religiosa ni se obligue a nadie a obrar contra su conciencia ni se le impide que actúe conforme a ella en privado y en público, solo o asociado con otros».
AQUÍ puede leer la carta de Monseñor Daniel Fernández Torres.