(LSN/InfoCatólica) El evento LGBTQ se celebró justo delante de la catedral de Santa María, en una gran esplanada abierta propiedad de la ciudad de Sídney. El acto formaba parte de una serie de actividades conocidaa como «Heaps Gay», creada para la comunidad queer. Sus actuaciones van desde números habituales de música folk y pop, hasta actos lascivos sobre el escenario.
Los católicos de Sídney, incluido el arzobispo Anthony Fisher, OP, se mostraron consternados al descubrir tanto la proximidad del espectáculo a la catedral como el uso de la imagen de ésta en la publicidad del evento.
El arzobispo Fisher hizo pública en Facebook su petición a la ciudad de Sídney para que se retirara la imagen de la catedral de la publicidad del acto. La petición fue aceptada posteriormente para «evitar cualquier confusión», según un portavoz del ayuntamiento, al mismo tiempo que defendía el evento.
De hecho, el Ayuntamiento afirmó que había consultado a los representantes de la catedral y que no se había presentado ninguna objeción. «En los preparativos y a lo largo de la serie de conciertos de Sunset Piazza, el Ayuntamiento consultó y se puso en contacto con los representantes de la Catedral de Santa María», dijo el portavoz.
«Es frustrante y molesto que la Catedral de Santa María, la iglesia madre de Australia, haya sido utilizada de forma tan provocativa para promocionar este evento y que se haya mostrado tan poca sensibilidad hacia las personas de fe», protestó el arzobispo Fisher en su mensaje. «En este gran tiempo de Cuaresma, tenemos que rezar para pedir al Señor que en nuestra gran y 'tolerante' ciudad de Sidney, se respeten y protejan las creencias religiosas y que todos redescubramos el aprecio por lo que es sagrado».
Aunque la imagen de la catedral fue retirada de la publicidad del evento, los católicos siguiernm molestos por la proximidad del evento a la catedral.
Un sacerdote católico benedictino que participó en el rosario público describió la afrenta de esta manera: «Si tratas de explicar esto a alguien que no cree en Dios, que piense: '¿Por qué se altera tanto esta gente? Es como, digamos que tengo a mi madre y es su tumba. Y saben que esa tumba es importante para mí, o ese sitio es sagrado para mí, o algo que encuentro muy especial».
«Y también saben que te dolería mucho que hicieran esa cosa en esa zona, o cerca de ahí», continuó. «A mí me parece más bien una ofensa por su parte que sigan adelante y lo hagan de todos modos sabiendo que va a causar ofensa, y sabiendo que te va a hacer daño. Si no lo saben, entonces obviamente no es lo mismo, simplemente no lo saben. Pero me cuesta creerlo al ver muchas veces la vehemencia y la rabia que se aprecia por su parte hacia la Iglesia católica».
El seglar católico Charlie Bakhos, residente en Sídney, respondió organizando la oración pública en la escalinata de la catedral la noche del espectáculo de Heaps Gay, aunque el propio Bakhos estaba en el Líbano. En un vídeo que publicó en un foro de Facebook «Christian Lives Matter», lamentó el uso de la imagen de la catedral en el folleto de Heaps Gay.
«Para mí, es como una gran burla a la Iglesia católica, y al cristianismo en general», dijo Bakhos. «Hago un llamamiento a todos los cristianos de Australia, de Sydney, y de todo el mundo. Llamo a todos a rezar el rosario, a ser pacíficos, a no causar problemas. A través de la oración, cualquier cosa puede resolverse a través de Jesucristo».
También se lanzó una petición en línea, protestando tanto por el uso de la imagen de la Catedral de Santa María para anunciar un espectáculo LGBT, como por la proximidad del espectáculo LGBT a una iglesia cristiana.
La noche del espectáculo de Heaps Gay, cientos de católicos, junto con algunos sacerdotes católicos tradicionales, se reunieron en las escaleras de la Catedral de Santa María para rezar el rosario de rodillas.
La alcaldesa, en contra de los católicos
Finalmente, la alcaldesa de Sidney, Cloover Moore, mostró su verdadero rostro al criticar la actitud de los catolicos. En declaraciones a The Sydney Morning Herald antes de la protesta dijo:
«No hay lugar para el odio, la intolerancia o la siembra de la división. Hemos dado grandes pasos hacia la igualdad, pero está tristemente claro que queda mucho trabajo por hacer para garantizar que las comunidades LBGTI vivan libres de discriminación».