(AsiaNews/InfoCatólica) En Corea del Norte, el dictador Kim-Jong ha ordenado la expansión de los campos de concentración. Esta medida persigue la erradicación de todas las manifestaciones de «anti-socialismo, no socialismo, sectarismo, burocratismo, corrupción y evasión fiscal» según el mismo Kim en sus palabras durante el último congreso del Partido de los Trabajadores el mes pasado.
Según los datos oficiales actualmente existen cinco campos de trabajo forzado. Gestionados por el Ministerio de Seguridad del Estado y el Departamento de Seguridad Social.
Muchos ciudadanos han terminado en los campos de concentración debido a faltas cometidas en el marco de las medidas impuestas por la pandemia. El número de presos se ha incrementado considerablemente y esto también ha afectado la economía.
Recientemente en el país se ha aprobado una ley para contrarrestar el «pensamiento reaccionario», que impone sanciones como la pena de muerte o el trabajo forzado.
Todas estas medidas son una nueva represión del régimen. En un país golpeado por el coronavirus, las inundaciones naturales y las sanciones internacionales debido a su programa nuclear, los ciudadanos norcoreanos sufren en una economía pobre y desgastada que los mantiene sumidos en la miseria.
Las instituciones de inteligencia de Seúl, prevén para este año, una reducción de 1,3 millones de toneladas en la producción de alimentos en Corea del Norte.
El gobierno pretende ser autosuficiente, pero la realidad es cruel para sus ciudadanos.