(Avvenire/Infocatólica) El destino definitivo de Bianchi es una antigua rectoría transformada hace unos años en la sede toscana de Bose. Pero, para respetar el anterior decreto pontificio que exigía el traslado fuera de la comunidad, Cellole pierde toda connotación monástica, se entrega cedido a Enzo Bianchi quien estará acompañado de tres o cuatro hermanos. Seguirán siendo considerados monjes pero «extra domum».
Se trata de una dura medida disciplinaria pero la Secretaría de Estado del Vaticano cree que lamentablemente es inevitable,dado lo sucedido en el seno de la comunidad, con una escisión difícil de conciliar entre el fundador, apoyado por un reducido grupo de leales, y los otros ochenta monjes que habían pedido ayuda a la Santa Sede.
Los intentos de reconciliar los malentendidos surgidos entre el fundador de Bose, el nuevo prior Luciano Manicardi y el resto de la comunidad se iniciaron hace un par de años. Ante los nulos resultados de estos llamados al diálogo, entre el 6 de diciembre de 2019 y el 6 de enero de 2020 los visitantes apostólicos – abad Guillermo León Arboleda Tamayo, y la Hna. M. Anne Emmanuelle Devéche, abadesa de Blauvac y el mismo P. Cencini– escucharon largo y tendido al fundador, el nuevo prior y todos los miembros de la comunidad. Sobre la base de su informe, la Santa Sede emitió el primer decreto que, el pasado 13 de mayo, ordenaba expulsar a Enzo Bianchi y, temporalmente, a otros tres cohermanos. Una decisión aceptada por el ex prior con profundo sufrimiento. «Estamos dispuestos, en el arrepentimiento, a pedir y dar misericordia», declaró en un comunicado, diciendo que estaba dispuesto a evaluar la situación y llegar a un acuerdo. Bianchi no hizo caso alguno a lo que se le pedía.
En cambio, después de ocho meses, nada ha cambiado. Bianchi sigue residiendo en su ermita personal dentro de Bose aunque sin tener relaciones con el resto de la comunidad, en la que hay una atmósfera de frustración, desconcierto y decepción. Incluso el capítulo reciente no ayudó a calmar las relaciones.
El decreto emitido por el delegado pontificio habla de «serias razones comunicadas a los directamente interesados en confianza». El año pasado, aproximadamente un mes después de la primera decisión de expulsión, la propia comunidad había emitido un comunicado explicando: «Creemos que la respuesta no se encuentra en atribuir culpa y responsabilidad a uno u otro,pero en la comprensión lúcida de que «no somos mejores» y que el Divisor no nos ha perdonado y no hemos podido afrontarlo con suficiente fe, esperanza y caridad ». Las consecuencias de esta situación -aún se leía en el documento- eran bien conocidas por quienes en los últimos años han frecuentado Bose y han experimentado cómo la unidad se vio «seriamente comprometida, viendo el profundo sufrimiento diario, la desesperación y la desmotivación que despierta en muchos hermanos».
Si Enzo Bianchi se niega a cumplir con esta nueva disposición será apartado completamente de la vida monástica y deberá vivir al margen cualquier instalación propiedad de la Iglesia.