(Bles/InfoCatólica) El pasado viernes 5 de febrero, la Corte Suprema decidió que en el Estado de California las iglesias y otras organizaciones religiosas podrán realizar servicios en el interior de los templos debido a la pandemia.
Victoria para los derechos religiosos y de la Primera Enmienda
Esta batalla legal comenzó hace a pocas semanas del inicio de la cuarentena en 2020.
Hubo varios resultados a favor y en contra de cada bando durante del año.
Hace poco el Gobierno de California dictó de nuevo la prohibición de todos los cultos o servicios de adoración debido al incremento en los casos de COVID-19.
Varias congregaciones presentaron una solicitud de emergencia ante la Corte Suprema solicitando revocar estas medidas.
Ahora la Corte Suprema se ha pronunciado a favor de la asistencia a los templos y la realización de cultos religiosos.
A pesar de esto, no revocó las restricciones de asistencia como: límites de capacidad y la prohibición de cantar, ya que considera que son necesarias para la salud pública.
El número de personas dentro del recinto no puede exceder al 25% de su capacidad.
La decisión de la Corte fue reñida por la diferencia de opinión de los jueces que finalizó con una votación de 6-3.
Según los jueces Neil Gorsuch, junto con Clarence Thomas y Samuel Alito, California habría «impuesto abiertamente regulaciones más estrictas a las instituciones religiosas que a muchas empresas. California condena a la religión a recibir un trato peor que muchas actividades seculares.
La Corte Suprema aclaró que edictos como el de California fallan en un escrutinio estricto y violan la Constitución.
El juez Gorsuch acusó a California de tener favoritismos por proteger a industrias lucrativas.
Los tres jueces Elena Kagan, Sonia Sotomayor y Stephen Breyer, se pusieron del lado de California.
La decisión final fue basada en la premisa de que no se puede prohibir la asistencia de fieles a sus iglesias, porque atenta contra la libertad de culto y profesar la fe.
Recientemente se publicó un estudio que asegura que la salud mental de los ciudadanos estadounidenses se ha derrumbado durante el último año de crisis, sin distinguir edad, sexo, ocupación ni niveles adquisitivos, a excepción de un grupo: los que asisten regularmente a la iglesia.
Según los resultados, el nivel de salud mental de los estadounidenses está en su punto más bajo en las últimas dos décadas. El grupo de asistentes a cultos o servicios religiosos, es el único grupo que mantuvo los niveles de años anteriores.
Esto contribuyó a demostrar que las medidas políticas tomadas debido a la pandemia pueden afectar la salud mental de las personas y que hay que tomar en cuenta los hechos históricos.