(Fides) El nuevo presidente estadounidense Joe Biden debe anular cuanto antes las sanciones económicas que están aplastando al pueblo sirio como un «castigo colectivo» injustificable, si no quiere ser cómplice de la «catástrofe humanitaria» que ya está afectando a millones de personas en Siria y eventualmente se convertirá en otro factor de inestabilidad para Oriente Medio. Este es el contenido, en resumen, de la carta-llamamiento que los representantes de las Iglesias de Oriente Medio han dirigido al nuevo presidente de Estados Unidos, al día siguiente de su investidura oficial en la Casa Blanca.
La carta, con fecha de 21 de enero de 2021, está firmada por el patriarca sirio ortodoxo Mor Ignatius Aphrem II, por el patriarca siro católico Ignace Yussif III Younan, por el patriarca greco católico melquita Youssef Absi y por Michel Abs, secretario general del Consejo de Iglesias. de Oriente Medio (Middle East Council of Churches, MECC).
Tras felicitar a Biden por el inicio de su mandato como 46º Presidente de los Estados Unidos de América, los firmantes explican su pronta iniciativa con el deseo de contar con una «respuesta urgente» ante la grave crisis humanitaria en curso en Siria. La carta cita el trabajo de Alena Douhan, Relatora Especial de las Naciones Unidas sobre el tema de las medidas coercitivas unilaterales, quien a finales de diciembre llamó a la urgente necesidad de eliminar la red de sanciones que están infligiendo un sufrimiento indiscriminado a todo el pueblo sirio. Como documenta Alina Douhan, las sanciones «hacen que la grave situación en Siria sea aún más insostenible, especialmente mientras la pandemia Covid-19 está en marcha, bloqueando las ayudas, el comercio y las inversiones necesarias para que el sistema de salud sirio y la economía funcionen».
Entre los trabajadores humanitarios, subrayan los signatarios de la carta, existe un consenso cada vez mayor sobre el hecho de que «esta forma de castigo colectivo infligido a todo el pueblo sirio está sumiendo al país en una catástrofe humanitaria sin precedentes». Hace diez años - continúa la carta - Siria era «el granero de la región», mientras que ya en el pasado mes de junio, David Beasley, Director Ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos, tuvo que reconocer que la mitad de los sirios pasaban hambre. Un desastre que se incrementa con el frío del invierno, mientras que el sistema de salud, destruido durante la guerra, se muestra completamente incapaz de hacer frente a la emergencia pandémica.
«Le instamos, señor presidente», escriben los firmantes de la carta, «a ayudar a los sirios a aliviar la crisis humanitaria que amenaza con desatar una nueva ola de inestabilidad en Oriente Medio y más allá, siguiendo las recomendaciones expresadas por el relator especial de la ONU. Creemos que los legítimos intereses nacionales de Estados Unidos pueden perseguirse sin castigar colectivamente al pueblo sirio mediante sanciones económicas».