(Asia News/InfoCatólica) El arzobispo Kondrusiewicz celebró junto con el administrador apostólico, Mons. Kazimierz Welikosielec (obispo auxiliar de Pinks), que queda temporalmente al frente de la archidiócesis de Minsk-Mogilevsk. Se da la circunstancia de que Mons. Welikosielec, OP, es unos meses mayor que Mons. Kondrusiewicz y ya presentó su renucia por edad al Papa.
El arzobispo pudo por fin regresar las pasadas navidades tras el exilio impuesto por las autoridades. En su discurso agradeció a los fieles por la solidaridad expresada durante los difíciles cuatro meses en los que permaneció lejos de su patria y de su rebaño, y no pudo contener las lágrimas de emoción.
Mons. Kondrusiewicz aseguró que seguirá desempeñando su ministerio en Bielorrusia, junto con los demás obispos, y seguirá celebrando la Santa Misa con el pueblo, aunque no tenga más otras funciones oficiales que las de sacerdote y obispo. Su discurso fue continuamente interrumpido por estruendosos aplausos, y muchos de los fieles unieron sus lágrimas a las del arzobispo.
El arzobispo se dirigió a su amigo, monseñor Welikosielec, con estas palabras:
«Querido hermano, no tengas miedo de remar mar adentro ante los desafíos que esperan a nuestra Iglesia, los desafíos que esperan a nuestra Patria. No hay que tener miedo de profundizar en los problemas a los que nos enfrentamos, como sociedad y como personas. No tengas miedo de anunciar la Palabra con fuerza a los que tienen poder y a los que no lo tienen, a los muy instruidos y a los muy sencillos, a los ancianos y a los jóvenes, a los sanos y a los enfermos, a los que están libres y a los que no porque están en la cárcel. La gente quiere escuchar esta palabra viva de Dios que trae la verdad, ¡porque sólo la verdad nos hará libres!»
La Misa reunió a una gran multitud de fieles en la Catedral del Santísimo Nombre de María, en Minsk. Numerosos obispos y sacerdotes participaron en la celebración, que fue transmitida en directo por la página web diocesana catholic.by y seguida por muchas personas. Al final de la Misa, monseñor Kondrusiewicz se despidió del pueblo con una pregunta evangélica: «¿Adónde vas, Bielorrusia?».
El dictador no le quería
El pasdo mes de septiembre Mons. Kondrusiewicz fue retenido en la frontera bielorrusa-polaca, cuando regresaba a su país tras de una visita de pocos días a Polonia, donde había participado en algunas celebraciones en honor a la Virgen de Częstochowa. Todo ello se debió a las apariciones públicas del arzobispo y a sus llamados al diálogo, además de la iniciativa de asistir a las personas que fueron arrestadas en las manifestaciones contra la estafa electoral protagonizada por Lukashenko