(Efe/InfoCatólica) En su misa dominical, emitida desde su casa en Managua a causa de la pandemia de Covid-19, el cardenal llamó a los nicaragüenses a «que en este tiempo de preparación de elecciones evitemos las confrontaciones, esas palabras feas, la descalificación del hermano porque a lo mejor no piensa igual que yo, no, escuchemos, compartamos nuestras razones».
Brenes hizo el llamado al finalizar una semana marcada por los descalificativos que emitieron la presidenta del partido opositor Ciudadanos por la Democracia (CxL), Kitty Monterrey, y de la vicepresidenta, Rosario Murillo, en contra de movimientos y personajes disidentes de Nicaragua.
El pasado miércoles Monterrey refirió que CxL y la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia «es realmente la alianza opositora», y que la «Coalición Nacional no existe, ni la Unidad Nacional Azul y Blanco tampoco». Estas dos últimas están compuestas por personas que se alzaron contra el presidente Daniel Ortega en 2018, un hecho que marcó la crisis actual de Nicaragua.
El viernes, Murillo, esposa Ortega, se refirió a los opositores como «unos cuantos que destilan odio», «minorías ridículas», o «ilusos», los acusó de «traiciones a la patria», y les exigió «respeto».
Brenes recordó que «una mala palabra, un mal sentimiento, una ofensa, una calumnia, hace mucho daño».
Nicaragua vive una marcada polarización política desde los ataques armados de policías y «paramilitares» contra las manifestaciones antigubernamentales en 2018, que dejaron cientos de presos, muertos o desaparecidos.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) calculó 328 muertos en 2018. Organizaciones locales han calculado hasta 684 víctimas desde entonces. Ortega, quien se considera víctima de un supuesto intento de golpe de Estado, ha admitido 200.
La oposición, que llama «dictadura» al Gobierno del matrimonio Ortega Murillo, espera que las elecciones del 7 de noviembre próximo terminen con el poder que ostenta el exguerrillero desde 2007, sin embargo, los grupos disidentes hasta ahora no han mostrado estar unidos, tal como ocurrió en los comicios de 1990, la primera vez que el líder sandinista fue sacado de la Presidencia, tras haber protagonizado un conflicto interno similar al actual.
«Les invito que esta semana que oramos por la unidad de los cristianos, también oremos por la unidad de todos nosotros los nicaragüenses, la unidad que siempre supone, dice el Santo Padre, es superior al conflicto, la unidad siempre es superior al conflicto, ahí les dejo a todos aquellos que me escuchan», puntualizó el cardenal.
La Iglesia, perseguida
Se da la circunstancia de que la Iglesia Católica en Nicaragua ha sido objeto también de las iras del régimen y sus partidarios más violentos, hasta el extremo de que Mons. Silvio Báez, obispo auxiliar de Managua, tuvo que exiliarse por estar su vida en peligro.