(Agencias/InfoCatólica) En uno de sus habituales gestos de desprecio a la objeción de conciencia de los cristianos, el gobierno de Barack Obama decidió en el año 2016 que las agencias de adopción que por razones morales se opusieran a gestionar la entrega de niños a parejas del mismo sexo no podrían recibir subvenciones federales.
De poco valió que la Conferencia Episcopal de Estados Unidos advirtiera que tal medida ponía en peligro a «los proveedores de servicios sociales religiosos, a saber, las agencias de adopción y cuidado de crianza que respetan el derecho del niño a una madre y un padre».
En noviembre del 2019, la HHS anunció que dejaría de cumplir esa parte de la norma, pero sin cambiarla. Finalmente, en el decreto del 7 de enero, la norma es anulada porque violaba la Ley de Restauración de la Libertad Religiosa «en algunas circunstancias».
El grupo Alliance Defending Freedom (ADF) ha elogiado la medida. Su asesor principal, Zack Pruitt, lo explica así:
«Hay cientos de miles de niños en el sistema de acogida familiar, muchos de los cuales son elegibles para adopción. Los proveedores de adopción religiosos desempeñan un papel integral en el servicio a estos niños vulnerables»
Según Pruitt, el decreto «ofrece esperanza para los niños, más opciones para las madres biológicas, apoyo para las familias y mayor flexibilidad para los estados que buscan aliviar la necesidad humana real».
Y añadió que la norma anulada «discriminaba a los proveedores religiosos simplemente por sus creencias sobre el matrimonio. Eso no es tener a los niños primero».