(The Federalist/InfoCatólica) Aunque la noticia no había trascendido hasta ahora, el pasado mes de mayo dos monjas chinas de la misión del Vaticano en Hong Kong fueron arrestadas por las autoridades de Pekín cuando realizaban una visita a su casa en la provincia de Hebei, informó Reuters citando las entrevistas a tres clérigos católicos.
Las monjas, de unos cuarenta años de edad, fueron puestas en libertad bajo arresto domiciliario después de tres semanas. Ninguna fue acusada formalmente de un delito, pero tienen prohibido salir de China continental. Según Reuters, China ha intensificado su vigilancia de la misión no oficial del Vaticano en Hong Kong durante 2020, mientras fortalece su control sobre la floreciente ciudad, que anteriormente gozaba de libertad política y religiosa.
Un clérigo declaró a Reuters que “es muy poco frecuente que se detenga a monjas” y señaló que, si bien los sacerdotes a veces son arrestados en China continental, “normalmente” dejan tranquilas a las monjas.
Algunos clérigos de alto rango de Hong Kong dijeron a Reuters que “Pekín está tratando de aumentar su control sobre la diócesis”, en parte mediante el intento de influir en la elección del próximo obispo coadjutor de la ciudad (con derecho a sucesión tras la jubilación del obispo diocesano), un puesto que ha permanecido vacante desde la muerte del último obispo coadjutor hace dos años, informa Reuters. “Pekín, según dijeron, está tratando de aplicar también en Hong Kong un acuerdo firmado por dos años con la Santa Sede que le otorga al gobierno chino un papel significativo en el nombramiento de prelados en el continente”. Por el momento, Hong Kong está excluido del acuerdo debido a su condición de región semiautónoma.
Una villa de estilo art déco situada en Hong Kong es la misión diplomática no oficial del Vaticano y su única presencia política en China, ya que ambos países no mantienen relaciones diplomáticas. Sin embargo, en un momento en que China está intensificando su represión contra Hong Kong, la misión se ha convertido en objetivo de las autoridades, a pesar de que los dos monseñores que trabajan en ella intentan mantener un perfil bajo. Muchos de los miembros de la Iglesia en Hong Kong, “apoyan firmemente el movimiento democrático de la ciudad”, según informó Reuters, y los agentes de seguridad de China han incrementado la vigilancia de la misión.
El cardenal Tong, actual obispo diocesano, entre otras medidas para apaciguar a las autoridades, ha pedido a los sacerdotes que no causen “desorden social” con sus homilías. En cambio, el cardenal Zen, obispo emérito de Hong Kong, ha señalado en unas declaraciones a Reuters que “estamos en el fondo del hoyo; ya no hay libertad de expresión” y que “estas cosas son normales en China continental. Cada vez nos parecemos más a cualquier otra ciudad de China”.
Cientos de manifestantes han sido arrestados en 2020 por oponerse al dominio impuesto por China en la zona de Hong Kong, que se plasmó en una nueva ley de seguridad nacional para castigar la disidencia con duras penas, incluida la cadena perpetua.