(Efe/InfoCatólica) Según informa hoy la Iglesia Católica en Bielorrusia en su página web, representantes del Gobierno comunicaron a la embajada del Vaticano en Minsk que Kondrusiewicz no tendrá «trabas» para volver al país.
Los representantes del Vaticano expresaron su agradecimiento a las autoridades por atender la petición del papa Francisco para que el Arzobispo pueda oficiar la misa de Navidad, añade la nota.
Horas antes, Lukashenko encargó al ministro de Exteriores, Vladímir Makéi, que encontrara una solución al problema «por el profundo respeto hacia el Papa y sus buenas relaciones personales».
Makéi admitió que la llegada de la Navidad católica fue uno de los argumentos a favor del retorno del religioso, «pese a una serie de elementos negativos relacionados con esa persona».
Lukashenko se reunió hace una semana con el enviado especial del papa, Claudio Gugerotti, que le expresó « su preocupación y las preocupaciones del pontífice por la situación actual del país».
El pasado 1 de septiembre el autoritario líder bielorruso acusó a la Iglesia católica de apoyar a la oposición y a los participantes en las manifestaciones antigubernamentales, tras lo que admitió haber impedido que Kondrusiewicz regresara de Polonia, adonde había viajado días antes.
Lukashenko aseguró que Kondrusiewicz recibió «misiones concretas» de Polonia, adonde se habría desplazado para mantener consultas con las autoridades locales, que se niegan a reconocer su victoria en las elecciones presidenciales del 9 de agosto.
Por su parte, Kondrusiewicz comentó entonces a Efe en conversación telefónica desde la ciudad polaca de Belostok que viajó al país vecino para «oficiar» un servicio religioso.
«No sé porque no me dejan volver. No me lo dicen. Lo que puedo decir es que yo no me reuní con nadie en Polonia», dijo.
En declaraciones a un canal de televisión católico polaco el arzobispo comentó que todo indica que las elecciones no fueron justas.
En cuanto a las protestas, destacó que los bielorrusos han cambiado desde que Lukashenko llegara al poder hace 26 años y que ahora están dispuestos a «defender sus derechos», aunque añadió que los católicos abogan por una «solución pacífica» a la crisis.
El presidente denunció que en las iglesias católicas bielorrusas se hace «propaganda contra Lukashenko y el Estado», pero negó que se dispusiera a cerrarlas.