(Agencias/InfoCatólica) En Nantes, pese a la lluvia, cientos de personas se concentraron este domingo, algunas de ellas con pancartas. Esa imagen se repitió también en otras ciudades como Lyon o Burdeos. Las consignas eran claras: «Queremos ir a misa», «Devolvednos la misa».
Los participantes, convocados por las redes sociales, se quejaban de que se les impida participar en lo que es un acto colectivo central para su fe cuando no se ha demostrado que las iglesias hayan sido foco de contagios.
Algunos también consideraban que es incoherente que se permita la formación de concentraciones en los centros escolares o en las tiendas, que a su juicio presentan un mayor riesgo sanitario, y no reuniones en las iglesias en las que hay espacio suficiente para mantener la distancia entre las personas.
El ministro de Interior, Gérald Darmanin, había advertido antes del fin de semana de que no se iban a tolerar incumplimientos en las reglas del confinamiento en estas convocatorias de protesta y que las fuerzas del orden podrían acudir a multar a los que se concentraran delante de las iglesias. Sus amenazas no han surtido efecto.
Darmanin recibe este lunes a los representantes de los distintos grupos religiosos de Francia para abordar, entre otras cosas, la situación actual de restricciones por la pandemia, con la vista puesta en las próximas semanas.
El confinamiento debe prolongarse hasta el 1 de diciembre, pero el primer ministro, Jean Castex, ya advirtió el jueves de que a partir de esa fecha habrá muchas restricciones que no se levantarán, y que no podrán reabrir ni los bares ni los restaurantes.
Para los cristianos es fundamental que se puedan celebrar las fiestas de Navidad. Castex dijo que no podrá haber grandes reuniones familiares ni fiestas multitudinarias.