(RevistaEcclesia/InfoCatólica) Dos nuevos sacerdotes tiene Granada, uno de ellos es polaco, Klemen Proszowski y el otro es de origen paraguayo, César Manuel López, ambos procedentes del seminario Redemptoris.
Jaime Garrido y Francisco Morales del seminario «San Cecilio», son nuevos diáconos.
La Iglesia diocesana ha vivido este 24 de octubre «con júbilo agradecido a Dios» la ordenación de los dos nuevos ministros de Cristo y los dos nuevos diáconos, en una celebración en la que ha estado presente la situación de pandemia actual y se ha orado por quienes sufren y se debaten entre la vida y la muerte. Oración extendida a todos cuantos trabajan desde los hospitales para combatir el virus y quienes son víctimas de él.
Debido a la pandemia, en comunión y a miles de kilómetros de distancia, desde Paraguay, Inglaterra y Polonia, las familias y amigos de los nuevos sacerdotes participaban en la Ordenación a través de la televisión diocesana Virgen de las Angustias TV, dado que no han podido acompañarles de forma presencial.
En sus palabras antes del rito de ordenación, el arzobispo Javier Martínez ha reconocido que vivimos un «tiempo raro», en el que muchas cosas «tienden a caer» y donde «nuestra humanidad está amenazada». En una sucinta radiografía por la situación social y económica que hemos construido durante décadas, consistente en producir y consumir, haciendo de este mundo algo inhumano como cultura que hemos absorbido, Martínez ha señalado cómo el virus «ha puesto de manifiesto la fragilidad del mundo entero. En este contexto, las ordenaciones significan un modo de vida no solo distinto, sino alternativo al mundo que hoy se nos presenta. Vuestra ordenación pone de manifiesto que Cristo es el mismo ayer, hoy y siempre. Vuestra Ordenación significa que Cristo está vivo y sigue llamando a hombres y mujeres».
En este tiempo diferente, el arzobispo ha pedido a Dios para que los nuevos sacerdotes afronten las circunstancias «con más plenitud, verdad y transparencia». Ha invitado a ejercer –como anunciara a todo el clero diocesano en su jornada de inicio de curso- una pastoral «del cuerpo a cuerpo», cercano a la gente, donde las alegrías, preocupaciones, temores, incertidumbres y cuanto rodea a la vida de las personas sean guiadas y acompañadas como verdaderos hermanos, con la esperanza en Cristo. Una pastoral en la que a través de nuestras actitudes, gestos, palabras y afectos las personas vean al Señor, explicaba el prelado. «La única esperanza para vivir una vida plena es Jesucristo. Lo único que hace crecer es el amor de Jesucristo, que se educa en la Eucaristía», señaló. Y una pastoral que puedan vivir también acompañados entre los sacerdotes, como hermanos y amigos, y junto a la comunidad parroquial.
En sus palabras de agradecimiento, Martínez daba las gracias a los padres de los nuevos sacerdotes porque el Señor «os hace un regalo». Agradecimiento extensible a las comunidades neocatecumenales donde han sido acogidos y acompañados en su estancia en España, así como a las comunidades parroquiales donde los nuevos diáconos están presentes; y a los formadores de ambos seminarios.
Con el mismo júbilo, los nuevos sacerdotes y diáconos recibían el aplauso unánime, agradecido y emocionado de los fieles que han podido asistir de forma presencial, junto al clero diocesano concelebrante, en un aforo reducido en este tiempo de pandemia.
César Manuel López celebrará su primera Misa el domingo 25, en el monasterio de San Jerónimo, a las 12 horas, y Klemens Proszowski, el lunes 26, a las 21 horas, en la parroquia de la Encarnación, en Colomera. Respectivamente, los nuevos sacerdotes tienen como destino pastoral Bérchules, en la Alpujarra granadina, y Campotéjar. Por su parte, ambos diáconos ayudarán a los presbíteros en el pueblo de Válor, también en la Alpujarra.