(ABC/InfoCatólica) Debido al incremento en los casos de coronavirus, Suiza ha cambiado su protocolo de ingreso a la unidad de cuidados intensivos: «Tendrán prioridad quienes tienen la posibilidad de recuperación».
El día de ayer se contaron 6.592 nuevos contagiados y 10 muertes. El virus se esparce rápidamente, 494 positivos por cada 100.000 habitantes, el doble que, en Italia y Austria, y cinco veces más que en Alemania.
La Academia Suiza de Ciencias Médicas y la Sociedad Suiza de Medicina Intensiva han elaborado un Protocolo (en vigor desde el 20 de marzo, aunque aún no se ha puesto en práctica oficialmente) que especifica qué pacientes no deben ser ingresados en las UCI cuando los medios están saturados: «Edad mayor de 85 años. Mayor de 75 años acompañado de al menos uno de los siguientes criterios: cirrosis hepática, insuficiencia renal crónica estadio III, insuficiencia cardíaca clase NYHA mayor a 1 y supervivencia estimada menor a 24 meses».
Mediadas de emergencia como esta, han sido adoptadas por muchos países en el mundo que han sido golpeados por la pandemia. En el mes de marzo los médicos de Bérgamo, la ciudad más golpeada por el virus en Lombardía, con hospitales completamente desbordados de infectados por coronavirus y las UCI saturadas, debieron implementar el mismo protocolo en sus hospitales.
Trece médicos de Bérgamo escribieron una carta al New England Journal of Medicine, una noticia que dio la vuelta al mundo: «Los pacientes más ancianos no son atendidos en terapia intensiva y mueren en soledad, sin siquiera ser confortados con los cuidados paliativos adecuados».
Los miembros de la Academia Suiza de Ciencias Médicas y la Sociedad Suiza de Medicina Intensiva han descrito en un comunicado la gravedad de la situación: «Las decisiones deben tomarse con el fin de limitar al máximo el número de enfermos graves y muertos. Existe la necesidad de adoptar decisiones de racionamiento», es un protocolo similar al que se adopta en tiempos de guerra. Inevitable según Franco Denti, el presidente del Colegio de médicos del Tesino, el cantón suizo más meridional de Suiza, donde se habla italiano: «Toda decisión recae en los comités de ética de los hospitales. No soy consciente de que ya haya pasado, pero estamos muy preocupados.
Cuando salió esta directiva, saltamos sobre la silla. Decidir a quién atender y a quién no, es duro, muy duro para cualquier médico. Pero este documento, que es público, es una garantía para los médicos y los propios pacientes que pueden no querer ser sometidos a más tratamientos. Así las reglas son claras».