(Aci/InfoCatólica) El Prelado reafirmó la misión de la Iglesia de llevar esperanza y dar una palabra sobre la situación que atraviesa el mundo, para orientar a los hombres a la luz del Evangelio.
El Presidente de la CECH recordó que para humanizar las estructuras es necesaria una conversión del corazón y advirtió que frente a la verdadera libertad se elevan "muchos discursos ‘libertarios’", que "parecen reducirse a publicidad engañosa que nos encamina a esclavitudes". "El mundo ha contemplado la fragilidad de los mercados y las expectativas de millones de familias del mundo se han visto afectadas por la avaricia incontenible de algunos, por su inagotable sed de dinero o de poder, que corrompen hasta la iniciativa más noble", expresó.
Mons. Goic reconoció que en el caso de Chile se ha podido enfrentar la crisis "con una cierta solidez y madurez cívica". Sin embargo, recordó que hay familias a quienes "esta crisis ha llegado con la peor de sus consecuencias: la pérdida del empleo".
"No dejan de sorprender e incluso conmover algunas contradicciones que asoman desde la realidad de la crisis (o con el pretexto de ella). No es justo que la estrechez de cinturones valga sólo para algunos", expresó.
En su discurso también se refirió a la acogida de los inmigrantes, el respeto a los pueblos originarios y la protección del medio ambiente. "Las amenazas al planeta son responsabilidad de todos y la educación comienza en el hogar, el jardín infantil y el colegio. Pero el buen trato a nuestra tierra se funda en la fraternidad humana y social", indicó.
Finalmente, el Prelado llamó a los chilenos a profundizar en la Doctrina Social de la Iglesia y a participar activamente en el Mes de la Solidaridad, en recuerdo de San Alberto Hurtado, quien enseñó que "el prójimo, el pobre en especial, es Cristo en persona" y que "sin justicia social no puede existir democracia integral".