(RevistaEcclesia/InfoCatólica) La fundación La Merced-Migraciones es una organización española que busca «garantizar la protección y la promoción de la inclusión de personas migrantes y refugiadas en situación de vulnerabilidad, con especial hincapié en jóvenes mayores de 18 años que llegan sin familia a España».
Este año ha decidido publicar su memoria de actividades del año 2019. Su presidente, Luis Callejas, ha hecho énfasis en que la tendencia migratoria ha cambiado drásticamente, el movimiento migratorio procedente de Venezuela supera al observado en años anteriores procedente de Siria. Aunque España es un destino frecuente para los venezolanos, los países vecinos son lo que realizan la mayor acogida de inmigrantes. Se estima que 5 millones de personas han tenido que salir de dicho país debido a la grave situación que atraviesa.
La organización trata de facilitar la inserción laboral de los migrantes a través de proyectos como «Migra+empleo», que en 2019 consiguió 55 inserciones laborales atendiendo a 200 personas y contactando con 150 empresas. Callejas ha destacado que, para luchar contra la precariedad, también se esfuerzan en mediar con los posibles empleadores.
«Este es un hito importante, un paso más en la transparencia que como ONG queremos tener con la ciudadanía», ha dicho Callejas. En el documento presentado se da cuenta de las presencias de esta fundación, en Madrid, Elche (Alicante), Valladolid y Herencia (Ciudad Real). En 2019, la Fundación llevó a cabo 3.600 atenciones a personas
La gestión de ayuda de la ONG se ha visto afectada por la pandemia. «Destacaba las difíciles situaciones de vivir confinados, pero a la vez la «concienciación» mostrada. Incluso, ha explicado Callejas, han tenido que vivir un confinamiento reciente en uno de sus pisos de acogida a causa de un chico que hacía las prácticas en un hospital y dio resultado positivo en la PCR».
Callejas recordó la última encíclica del Papa, Fratelli tutti. «Quiero hacer hincapié en la amistad, en sentirnos hermanos unos de otros, en ese intentar hacer ver que los derechos que hemos conseguido con toda la historia humana no tienen ni barreras, ni vallas».
Desde el año 1987 que funciona la organización, las necesidades no han disminuido. Es una ardua labor y urge seguir ayudando a las personas migrantes y refugiadas que llegan al país. Estas personas a veces lo han perdido todo y necesitan un poco de ayuda para recomponer sus vidas.
Ousmane Bah es uno de los beneficiarios del programa de inclusión laboral y ofreció su testimonio: «Aunque tengamos una cultura diferente, todos tenemos el mismo sueño. Luis me ha cuidado como mi padre aquí y me ha dado todo lo que necesitaba y me lo siguen dando hasta ahora, aunque ya no viva allí. Por todo esto os doy las gracias a todos los educadores que me conocen y también a los que no».
Bah ya cuenta con documentos para trabajar legalmente, se ha independizado junto a un amigo y ve el futuro con optimismo. «Al llegar a la Fundación Merced-Migrantes empecé un nuevo estilo de vida, al principio me costaba hablar con la gente, pero siempre recuerdo las palabras de mi padre antes de morir, desde su país me dijo: “En esta vida siempre tendrás una familia, a parte de la nuestra. Hay que ser muy valiente, respetuosos y tener confianza en ti mismo para que los demás confíen también en ti”.
Mientras no conoces a una persona o la realidad de su vida, no tienes que ignorarle. Hay que quererle, todos somos iguales y todos tenemos el mismo sueño, aunque tengamos una cultura diferente. Todos somos personas».
