(InfoCatólica) Invasión de Pueblos es el encuentro de todos los jóvenes católicos de la diócesis argentina de Mar del Plata que se desarrolla hace 52 años. Es un espacio de encuentro, comunión, celebración, formación y misión que ha tenido lugar del 25 al 27 de septiembre. Este año tuvo características especiales por que la pandemia impone restricciones sanitarias, lo cual no ha impedido que 650 jóvenes dieran su testimonio.
El Pbro Raúl Escude eplica que Invasión de pueblos «es la Iglesia Joven que se reúne, se manifiesta y da a conocer la buena noticia de que Jesús nos quiere vivos, a todos los jóvenes».
Entre los testimonios, sin embargo, figura el de Gabriel Colavita, homosexual que asegura que Dios le ha ayudado a construir, entre otras cosas, su «vida de pareja».
El vídeo ha sido retirado este sábado de su visionado público
Lo cierto es que la Iglesia Católica enseña en su Catecismo que no es moralmente aceptable que un homosexual lleve una vida de pareja con otra persona de su mismo sexo y que las relaciones sexuales entre dichas personas son «estrictamente desordenados» y «no pueden recibir aprobación en ningún caso».
Catecismo
2357 La homosexualidad designa las relaciones entre hombres o mujeres que experimentan una atracción sexual, exclusiva o predominante, hacia personas del mismo sexo. Reviste formas muy variadas a través de los siglos y las culturas. Su origen psíquico permanece en gran medida inexplicado. Apoyándose en la Sagrada Escritura que los presenta como depravaciones graves (cf Gn 19, 1-29; Rm 1, 24-27; 1 Co 6, 10; 1 Tm 1, 10), la Tradición ha declarado siempre que «los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados» (Congregación para la Doctrina de la Fe, Decl. Persona humana, 8). Son contrarios a la ley natural. Cierran el acto sexual al don de la vida. No proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual. No pueden recibir aprobación en ningún caso.
2358 Un número apreciable de hombres y mujeres presentan tendencias homosexuales profundamente arraigadas. Esta inclinación, objetivamente desordenada, constituye para la mayoría de ellos una auténtica prueba. Deben ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza. Se evitará, respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta. Estas personas están llamadas a realizar la voluntad de Dios en su vida, y, si son cristianas, a unir al sacrificio de la cruz del Señor las dificultades que pueden encontrar a causa de su condición.
2359 Las personas homosexuales están llamadas a la castidad. Mediante virtudes de dominio de sí mismo que eduquen la libertad interior, y a veces mediante el apoyo de una amistad desinteresada, de la oración y la gracia sacramental, pueden y deben acercarse gradual y resueltamente a la perfección cristiana.