(InfoCatólica) El prelado asegura en su artículo que la vida de «Barrett sugiere que realmente cree y busca vivir lo que su fe católica enseña. Peor aún, tiene un intelecto excelente, un profundo conocimiento de la ley y un excelente historial como jurista. En otras palabras, es una pesadilla para cierto tipo de tribu política».
Mons. Chaput constata que «el desdén por las convicciones religiosas vigorosas, especialmente las católicas, es un virus que anda por ahí. Parece infectar a varios senadores demócratas, incluyendo a la senadora Kamala Harris», candidata a ser la vicepresidenta del país con Joe Biden como candidato a la presidencia.
El arzobispo emérito de Filadelfia reflexiona sobre los que son católicos solo nonimalmente, que son aceptados por el sistema y los que lo son de verdad, que son atacados y rechazados. Y opina que «la lealtad cultural de muchos votantes católicos a un partido de la clase trabajadora que alguna vez fue muy católico desaparece con dificultad, sin importar cuán diferente sea ese partido hoy en día». A lo que añade:
«Pero si eres el tipo de católico que busca disciplinar su vida en torno a las creencias católicas sobre el matrimonio y la familia, la libertad religiosa, el sexo y el aborto, bueno, eso es un asunto diferente, como descubrió el congresista demócrata Dan Lipinski cuando su propio partido le dejó tirado en unas primarias a principios de este año».
Mons. Chaput afirma que «La hostilidad de hoy en día hacia aquellos que apoyan la enseñanza católica debería preocupar a todos los católicos practicantes y a cualquiera que valore la Primera Enmienda». Y concluye así su artículo:
«Aquellos que valoran nuestro derecho a la libertad religiosa de la Primera Enmienda deben darse cuenta que cuestionar las creencias es un ataque a la libertad religiosa. Y considerar a los católicos disidentes como «americanos comunes» y a los católicos creyentes como «extremistas» - una técnica actual de guerra cultural común y completamente deshonesta - es una afrenta particular al libre ejercicio de la religión. Pone en riesgo los derechos de muchos más estadounidenses de los que serán nominados para la Corte».