(ACN/InfoCatólica) Venezuela continúa viviendo una enorme crisis económica, política y social que ahora se agrava con la irrupción del coronavirus Covid-19. La incidencia de la pandemia parece menor, debido al aislamiento y a ser hasta ahora un país de origen de millones de emigrantes que han salido en los últimos años para buscar trabajo, principalmente a países vecinos como Colombia, Perú o Chile. Según datos oficiales, hay 70.000 casos de coronavirus y unos 570 fallecidos, las zonas más afectadas son la capital, Caracas, y el estado de Miranda.
Existe un temor a que estos datos aumenten exponencialmente, ya que muchos de los venezolanos que se marcharon están intentando volver, debido a la pérdida de empleos en otros países. Pero lo que más sigue preocupando es la pobreza generalizada. Se calcula que prácticamente la totalidad de la población venezolana, el 96%, vive en situación de pobreza, y el 79% en pobreza extrema.
«Venezuela entra en una etapa de hambruna. Cada día estamos peor. La economía está paralizada. El producto interior bruto está por debajo de cero. Los más afectados son los más pobres, no tienen nada que comer, ni posibilidad de vivir una vida digna. Necesitamos ayuda del exterior para poder darles algo nutritivo, al menos una vez por semana», comenta Monseñor Polito Rodríguez Méndez, obispo de la diócesis de San Carlos, a la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN).
Lo peor está por llegar
ACN ha aprobado la financiación de 80 proyectos para Venezuela en lo que llevamos de 2020. Todavía llegarán más. «Antes el pueblo era pobre, ahora es ya inviable. De la pandemia lo peor está por llegar. Llevamos meses con las iglesias cerradas, los sacerdotes no tienen qué comer. Es imposible seguir así», asegura Mons. Rodríguez.
La Iglesia venezolana ha solicitado apoyo para cientos de sacerdotes y religiosos que están sosteniendo, animando y alimentando al pueblo venezolano. Debido al coronavirus, han tenido que cerrar los comedores parroquiales por lo que ahora distribuyen paquetes de comida a las casas. A los ancianos les llevan también kits de higiene con lejía, jabón, guantes y mascarillas. «Hacemos lo que podemos para sostener a la gente y les agradecemos a ustedes toda ayuda que nos puedan dispensar», comenta Mons. Jaime de Villarroel, obispo de Carúpano.
Una iglesia orante junto a los más necesitados
En los últimos meses son numerosos los mensajes de agradecimiento que llegan desde Venezuela, también de unidas y oraciones. «Nos ha alegrado mucho saber de vosotros, los teníamos en nuestro corazón y en nuestras oraciones, pues en estos momentos de dolor nos sentimos más unidas que nunca a todos nuestros hermanos que sufren a causa de esta pandemia. Nuestras oraciones, nuestros sacrificios, los unimos a los de toda la humanidad para impetrar del Señor misericordia, pues estamos bien seguras de que este virus no se combate con la fuerza humana, ni con misiles, ni con bombas atómicas, se combate con la fe, la oración y la confianza en la misericordia de Dios», son las palabras de las Carmelitas de Chirgua, en el centro de Venezuela.
Desde Maracaibo, al oeste del país, otra comunidad de Carmelitas Descalzas aseguran a ACN: «Es crítica la situación a nivel de salud que estamos atravesando. Y en estos tiempos es «menester amigos fuertes de Dios». Estamos muy unidas como contemplativas a las necesidades actuales, junto con el Papa Francisco, y a ustedes como colaboradores y servidores para superar las adversidades que afectan a todos por igual».