(CH/InfoCatólica) «Durante meses he suplicado a la ciudad en vuestro nombre, abogando por vuestra necesidad del consuelo de la Misa, y del consuelo que deriva de la práctica de vuestra fe y la conexión con vuestra comunidad de fe. El Ayuntamiento nos ignoró», dijo el arzobispo Salvatore Cordileone en su homilía en una Misa al aire libre que tuvo después de las procesiones.
«Me ha quedado claro que simplemente no les importamos... Hemos soportado pacientemente un trato injusto durante mucho tiempo, y ahora es el momento de reunirnos para dar testimonio de nuestra fe y de la primacía de Dios, y decírselo al Ayuntamiento: ¡No más!»
Las restricciones de San Francisco al culto público siguen siendo de las más estrictas del país. El alcalde London Breed anunció la semana pasada que a partir del 14 de septiembre, los templos pueden tener 50 personas en los servicios religiosos al aire libre. Además, se permite la oración privada en el interior, pero sólo se permite el ingreso de una persona a la vez.
Breed también dijo que la ciudad permitirá servicios en el interior hasta un máximo de 25 personas para el 1 de octubre. Esto es, como recordó Mons. Cordileone, menos del 1% de la capacidad de la catedral de San Francisco.
«¿Una persona a la vez en esta gran catedral para rezar? Qué insulto. Esto es una burla. Se están burlando de vosotros, y aún peor, se están burlando de Dios», dijo el arzobispo.
En contraste, los hoteles de San Francisco están completamente reabiertos; los gimnasios interiores están programados para reabrir al 10% de su capacidad; y la mayoría de las tiendas minoristas están autorizadas a operar al 50% de su capacidad, mientras que los centros comerciales están restringidos al 25%. Ya se han reabierto los gimnasios que funcionaban en edificios gubernamentales para policías y otros empleados del gobierno.
Además, el arzobispo Cordileone ha señalado que el 14 de septiembre reabrieron los negocios que requieren de un contacto personal prolongado y cercano, como es el caso de los salones de belleza, salones de manicura y los salones de masajes.
Tres procesiones eucarísticas separadas comenzaron en las parroquias de San Antonio, San Patricio y Estrella del Mar, y convergieron en la Plaza de las Naciones Unidas cerca del Ayuntamiento de San Francisco antes de proceder a la catedral.
La archidiócesis dispuesto que los feligreses llevaran pancartas durante las procesiones; 100 en inglés, 15 en español y 5 en chino que decían: «Son servicios esenciales: Liberen la Misa!»
En la misa de las 11 de la mañana celebrada por el arzobispo Cordileone, y en las misas adicionales celebradas simultáneamente en la plaza de la catedral, se llenaron los 900 espacios preparados para las misas al aire libre, con personas adicionales alineadas en las aceras. Un portavoz de la archidiócesis dijo a la CNA que se estima que asistieron unas 1.500 personas.
Mons. Cordileone dijo que su tiempo como pastor en una parroquia rural y desértica cerca de la frontera México-Estados Unidos le enseñó que cuidar de los rechazados y los oprimidos en la sociedad, en este caso los inmigrantes indocumentados, es una parte esencial de la misión de la Iglesia.
«La ley más alta es el amor a Dios y el amor al prójimo, y esa ley tiene que tener prioridad sobre la ley del estado hecha por el hombre cuando el gobierno nos pide que demos la espalda a Dios o a nuestro prójimo necesitado», señaló.
«Ahora en San Francisco, todos nosotros aquí estamos siendo puestos al final de la línea. No importa cuán ricos o pobres, no importa si son recién llegados o provienen de familias que han estado aquí por muchas generaciones, es nuestra fe católica la que nos une, y es por nuestra fe católica que se nos pone al final de la fila».
Los sacerdotes de muchas parroquias de la arquidiócesis, incluyendo la Catedral de Santa María de la Asunción, celebran múltiples misas todos los domingos - fuera y espaciadas - para adaptarse a las restricciones.
Las misas al aire libre plantean sus propios retos de salud, ya que el área de la bahía sufre en estos momentos una de las peores calidades del aire del mundo, debido al humo y otros contaminantes procedentes de los incendios forestales que asolan la costa oeste.
Aunque Mons. Cordileone ha admitido que los funcionarios de la ciudad han sido «cordiales y respetuosos» en su diálogo con la archidiócesis, denunció que la ciudad todavía no ha respondido al plan de seguridad de la archidiócesis - que esboza cómo las iglesias podrían abrirse con seguridad para los servicios de interior - que presentaron en mayo.