(InfoCatólica) Para el gobierno social-comunista de España, el Valle de los Caídos es actualmente un símbolo del régimen franquista, de represión. A pesar de que fue construido precisamente como símbolo de reconciliación de una España que se había desangrado en una Guerra Civil provocada en gran medida por la negativa de la España católica a ser aniquilada por las izquierdas republicanas, el gobierno pretende «resignificar el Valle de los Caídos» para convertirlo en un cementerio civil -es decir, desacralizar el actual cementerio- en el que las «30.000 víctimas de los dos bancos tengan paz y respeto»
En su Cara Apostólica Salutiferae Crucis, san Juan XXIII reconoció que el Valle era un lugar ideal para rezar por los caídos en la Guerra, quienes «duermen juntos el sueño de la paz» y por toda España:
«Este monte sobre el que se eleva el signo de la Redención humana ha sido excavado en inmensa cripta, de modo que en sus entrañas se abre amplísimo templo, donde se ofrecen sacrificios expiatorios y continuos sufragios por los Caídos en la guerra civil de España, y allí, acabados los padecimientos, terminados los trabajos y aplacadas las luchas, duermen juntos el sueño de la paz, a la vez que se ruega sin cesar por toda la nación española».
El Papa Roncalli decretó que habrían de quedar anuladas cualesquiera acciones contrarias al decreto por el que elevaban al honor y dignidad de Basílica Menor la iglesia se la Santa Cruz del Valle de los Caídos:
En consecuencia, consultada la Sagrada Congregación de Ritos, con pleno conocimiento y con madura deliberación y con la plenitud de nuestra potestad apostólica, en virtud de estas Letras y a perpetuidad, elevamos al honor y dignidad de Basílica Menor la iglesia llamada de Santa Cruz del Valle de los Caídos, sita dentro de los límites de la diócesis de Madrid, añadiéndola todos los derechos y privilegios que competen a los templos condecorados con el mismo nombre. Sin que pueda obstar nada en contra. Esto mandamos, determinamos, decretando que las presentes Letras sean y permanezcan siempre firmes, válidas y eficaces y que consigan y obtengan sus plenos e íntegros efectos y las acaten en su plenitud aquellos a quienes se refieran actualmente y puedan referirse en el futuro; así se han de interpretar y definir; y queda nulo y sin efecto desde ahora cuanto aconteciere atentar contra ellas, a sabiendas o por ignorancia, por quienquiera o en nombre de cualquiera autoridad.
De hecho, tal y como se informa en la web del Valle de los Caídos, la idea de su fundación era «que la guerra no se volviera a producir nunca. Así se observa en los documentos fundacionales de 1957 y 1958, en los que se determina la oración por todos los muertos en la guerra; la impetración para España y para el mundo de las bendiciones divinas que obtengan la paz, la prosperidad y el bienestar; la celebración del culto solemne en la Basílica; el esfuerzo de investigación y estudio que aborde los problemas del progreso y de la justicia sociales en España. Por tanto, se observa la exclusión de toda actividad de naturaleza política y, en cambio, una atención directa a los fines de carácter religioso y social, éstos en el plano de la investigación».
Sin embargo, ante la anunciada profanación por parte del gobierno, que tiene la intención de expulsar a la comunidad benedictina de la Basílica, el actual arzobispo de Madrid, al salir de la audiencia que el Papa concedió a la cúpula de la Conferencia Episcopal Española el pasado sábado, asumió en declaraciones a la prensa la tesis principal del Ejecutivo. Dijo que «el Valle de los Caídos puede ser una gran esperanza. Es un momento para que este lugar sea un lugar donde volvamos a recuperar la fraternidad, la reconciliación, la paz... y que buscamos que sea un lugar para volver a lo fundamental" y añadió, ante la intención de lo social-comunistas, que estamos ante una gran oportunidad: «Lo importante son los sustantivos: hijos de Dios y hermanos de todos los hombres. Es una oportunidad grande para todos».